Agencias
México.- La masacre ocurrida en una vecindad en León, Guanajuato, ha generado conmoción y dolor en la comunidad. Según relatos, elementos de la Guardia Nacional advirtieron a las víctimas sobre el peligro que corrían, llegando incluso a ordenarles que abandonaran la casa porque “los iban a ir a matar”. Esta advertencia no pudo evitar el trágico desenlace en el que perdieron la vida Naomi Narayama, Aracely, Nayeli Yareck, Ana Cristina y dos bebés, quienes fueron velados en medio de un ambiente de profunda tristeza y consternación.
Familiares y amigos expresaron su indignación y reclamaron a las autoridades por no haber tomado medidas para proteger a sus seres queridos. Durante el velorio, se vivieron momentos de tensión cuando un motopatrullero intentó detener a un familiar de las víctimas, lo que provocó la llegada de varios policías. Además, se compartió que la noche del crimen, la Guardia Nacional había llegado a la vecindad, tomado objetos y amenazado con desalojar a los moradores, pero se retiraron antes de que ocurriera el ataque.
La Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos condenó el homicidio de los dos infantes y cuatro mujeres, instando a una investigación imparcial e independiente. La aparición de narcomantas ofreciendo una recompensa por información sobre los responsables ha agregado un elemento perturbador a este trágico suceso, señalando presuntos nexos de elementos de la Guardia Nacional en la protección de los criminales y la implicación de un agente ministerial federal en el caso.
