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Tlaltizapán, Morelos. En un incidente que ha generado gran revuelo en la comunidad periodística, Perla Selena Aguilar Figueroa, reportera de La Voz del Sur, fue agredida mientras documentaba el despido de policías municipales en Tlaltizapán.
El ataque, captado en video, muestra el momento en que Aguilar Figueroa activa su botón de pánico, una medida de protección proporcionada por la Fiscalía General del Estado debido a agresiones previas. La periodista identificó a su agresora como Celeine Díaz Huicochea, funcionaria encargada de la mesa de atención ciudadana del municipio y excandidata política, quien reaccionó violentamente cuando Aguilar Figueroa comenzó a grabar dentro del palacio municipal sin haberse registrado previamente.
Testigos indicaron que Díaz Huicochea, al sentirse videograbada sin su consentimiento, le arrebató el teléfono a la reportera, lo que desencadenó un forcejeo durante el cual ambas se jalaron y agredieron físicamente. La situación fue documentada por Angelina Albarrán, reportera del Sol de Cuernavaca, cuyo video evidencia el uso del botón de pánico por parte de Aguilar Figueroa.
El uso del botón de pánico destaca la gravedad de la situación y subraya los riesgos que enfrentan los periodistas en el ejercicio de su labor informativa. Este mecanismo de protección es una herramienta proporcionada a periodistas y defensores de derechos humanos que han sido previamente amenazados o agredidos.
El incidente ha generado una ola de solidaridad con Aguilar Figueroa entre sus colegas y diversas organizaciones de defensa de la libertad de prensa. Estas entidades han condenado enérgicamente el ataque y han exigido una investigación exhaustiva para garantizar que los responsables sean llevados ante la justicia.
La agresión a Aguilar Figueroa pone de manifiesto los desafíos y peligros que enfrentan los periodistas en México, donde la violencia contra los comunicadores ha sido una constante preocupación. La comunidad periodística ha reiterado su llamado a las autoridades para que implementen medidas efectivas que garanticen la seguridad de los periodistas y el libre ejercicio de la libertad de expresión.
Este incidente no solo es un recordatorio de los riesgos inherentes al trabajo periodístico, sino también de la necesidad urgente de proteger a quienes se dedican a informar a la sociedad, salvaguardando así uno de los pilares fundamentales de la democracia.