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Ciudad de México.- En la última década, las urgencias hospitalarias por abuso de drogas estimulantes en jóvenes han experimentado un alarmante incremento del 1,350 por ciento, según datos de la Dirección General de Información de la Secretaría de Salud (DGIS). Este aumento, que refleja un crecimiento de 109 a 1,580 casos entre 2012 y 2023, pone en evidencia una preocupante tendencia en el consumo de sustancias como las metanfetaminas entre la juventud mexicana.
El informe de la DGIS también revela que el número de adolescentes y jóvenes que requirieron atención de emergencia por consumo de cannabinoides se triplicó, con un aumento del 256 por ciento en el mismo periodo. Similarmente, las urgencias por opiáceos y por sedantes o hipnóticos registraron incrementos del 225 y 224 por ciento, respectivamente.
La combinación de diferentes drogas entre los jóvenes ha llevado a un aumento del 396 por ciento en las urgencias médicas, pasando de 1,045 a 5,182 eventos entre 2012 y 2023. Este fenómeno refleja una tendencia preocupante hacia el policonsumo de sustancias, lo cual agrava los riesgos para la salud de los adolescentes.
El uso de alucinógenos y cocaína también ha mostrado incrementos significativos en las atenciones hospitalarias, con aumentos del 108 y 90 por ciento, respectivamente. Estos datos sugieren una diversificación en el tipo de sustancias consumidas por los jóvenes, abarcando un amplio espectro de drogas.
En contraste, las urgencias médicas por abuso de alcohol han disminuido en un 24 por ciento, aunque siguen representando una parte considerable de las atenciones hospitalarias. Esta disminución podría estar relacionada con campañas de concientización y prevención más efectivas, aunque el alcohol continúa siendo una preocupación significativa en términos de salud pública.
El notable incremento en las urgencias hospitalarias por abuso de diversas drogas entre los jóvenes subraya la necesidad de reforzar las políticas de prevención y tratamiento, así como de desarrollar estrategias educativas que aborden esta problemática de manera integral. Las autoridades de salud y las instituciones educativas deben trabajar en conjunto para revertir esta alarmante tendencia y proteger el bienestar de las nuevas generaciones.