Agencias
Las autoridades islandesas han emitido una alerta máxima tras una nueva erupción volcánica en la península de Reykjanes, al suroeste de Islandia. Este evento, el quinto desde diciembre, se produjo poco después de que finalizara otra erupción de ocho semanas en la misma zona.
El volcán lanzó lava incandescente a 50 metros de altura, en un fenómeno que los expertos habían anticipado debido a la acumulación de magma bajo tierra. La Oficina Meteorológica de Islandia informó que las fuentes de lava alcanzaron una longitud de 2.5 kilómetros y siguen creciendo.
La persistente actividad volcánica en Reykjanes, donde residen aproximadamente 30 mil personas, representa un desafío significativo para la nación insular. Los sistemas geológicos de la región, que habían estado inactivos durante 800 años, se han reactivado desde 2021, causando interrupciones en la calefacción urbana, cierre de carreteras clave y destrucción de varias casas en el pueblo pesquero de Grindavik.
La defensa civil de Islandia ha puesto en alerta máxima a la población, ordenando nuevamente la evacuación de Grindavik. El balneario geotérmico Blue Lagoon, conocido por sus grandes piscinas al aire libre, ha sido cerrado y sus huéspedes evacuados para prevenir daños mayores.
Para mitigar los daños, se han construido barreras artificiales destinadas a desviar la lava de infraestructuras críticas como la central geotérmica de Svartsengi, el balneario de Blue Lagoon y la propia localidad de Grindavik. Los científicos advierten que estas erupciones podrían repetirse durante décadas o incluso siglos, subrayando la necesidad de continuar con medidas preventivas y evacuaciones rápidas en caso de nuevas erupciones.
