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Días de muertos… y desaparecidos

Superiberia

 

Entre matorrales y ríos, ahí se instaló la Parca. Iguala, Guerrero es buen sitio, desde qué llegó a su gobierno Abarca. 

Tumbas sin cruces se han convertido, parajes con fosas de todo tipo. 

Toleradas por gobiernos corruptos, o en el mejor de los
casos ineptos.

Así se vive en Guerrero, en este México nuestro.

APERITIVO: SIN RESPUESTAS

Nadie duda de la importancia de escuchar. De repente, los seres humanos nos volvemos locuaces criaturas que sólo hablamos, pero nunca
escuchamos.

De tal manera, que el hecho de que las autoridades se tomen tiempo para escuchar, no sólo es plausible. Es necesario.

No obstante, a la hora de las respuestas, no se pudo articular alguna que resultase
convincente.

El Presidente escuchó el dolor profundo de los padres de los estudiantes desaparecidos. Los desgarradores testimonios sólo daban espacio para el silencio reflexivo. Quizá en esas cinco horas de testimonios aterradores, le seguían promesas y promesas. Palabras.

Pero en momentos como éstos, no alcanzaban para llenar los vacíos. No alcanzaban a cubrir la desesperanza de la
indefensión.

Hay quienes esperaban la cruda noticia. Pero tampoco llegó. Ni la mala ni la buena. Sólo la aplastante incertidumbre de un padre o una madre.

Así es el olor de la muerte. Aplasta.

Días de muertos… y
desaparecidos.

PIATTO FORTE: EL ESTADO MEXICANO Y EL DE GUERRERO

Desde la trinchera de la reflexión, Ayotzinapa es un caso emblemático de duda y zozobra. ¿En dónde estamos parados?

Si se sabía la condición del hoy prófugo alcalde de Iguala desde antes de tomar posesión ¿cómo es que llegó a sentarse a
la silla?

Más aterrador que el saber que los sindicatos del crimen busquen los cargos políticos, es el saber que pueden llegar a ocuparlos, aún con el conocimiento previo de autoridades de todo nivel.

Sí sabían, pero no pudieron comprobarlo ¿qué deficiencias tendrá la ley, o los mecanismo de reacción del Estado, que no puede detener a un presunto capo de la mafia de llegar al poder, de obtener la delicada responsabilidad de conducir los destinos de una población?

¿Cuántos Abarcas hay en este país? ¿Cuántos municipios no están penetrados por el crimen organizado y
desorganizado?

¿Qué necesita pasar en un país para que una población de más de 100 mil habitantes, la tercera en importancia en Guerrero, cuna de la bandera nacional, esté rodeada de

fosas clandestinas con cadáveres dentro? Nadie ha identificado a esos cadáveres ¿quiénes son? ¿Cuántos son? ¿Por qué murieron?

No hay respuestas, en días de muertos y desaparecidos.

Hablando de Guerrero, desde hace tiempo en este estado de la República Mexicana conviven varios cuerpos armados: el Ejército, la Policía Federal, la Policía Estatal, la Ministerial, la Municipal, las guerrillas y los narcos, o grupos del crimen.

La Normal de Ayotzinapa es una escuela donde históricamente, más que aprender, se adoctrina a los muchachos.

De ahí han surgido figuras de la subversión como Genaro Vázquez o Lucio Cabañas. ¿No se supondría que sólo por ese hecho tendría que estar más  vigilada por el Estado con fines de seguridad? Y aún así ¿neto no se pueden encontrar 43 miembros de esa “histórica” comunidad?

Días de muertos… y
desaparecidos.

DOLCE: PROTESTAS O DELITOS

Una de las consecuencias de este terrible coctel de circunstancias en este particular estado, es que la natural protesta e indignación, se llega a convertir en actos vandálicos o francos delitos que más que empatía, merecen cárcel.

En toda la historia de sucesivos gobiernos ineficaces o corruptos, nunca se había llegado al extremo de… ¡incendiar el Palacio de Gobierno!

Mientras el gobernador interino de Guerrero, Rogelio Ortega,  se reunía con el gabinete de seguridad del país, alguien incendiaba un vehículo que estrelló en la mismísima puerta de Casa Guerrero, residencia del gobernador. ¿Nadie pudo prevenir eso?

Días y noches de muertos… y desaparecidos.

Un café, para el silencio reflexivo.

                Twitter:@CiroDi

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