AGENCIA
Nacional.- En México, más de cuatro millones de mujeres que son madres están interesadas y disponibles para trabajar, pero enfrentan serias dificultades para ingresar al mercado laboral. Esto se debe, principalmente, a su rol como cuidadoras en el hogar. Según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el 95 por ciento (%) de ellas no puede buscar trabajo debido a las labores domésticas y de cuidados, lo que contrasta con las 343 mil 598 mujeres con hijos que están activamente buscando empleo, conocidas como desocupadas abiertas.
Fernanda García, directora de Sociedad Incluyente del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), explicó que la mayoría de las mujeres desempeña roles de cuidado de hijos y adultos mayores, lo que les impide ingresar al mercado laboral remunerado. Según García, muchas mujeres que logran trabajar cuentan con una red familiar de apoyo, mientras que aquellas que no tienen esta red, deben asumir completamente la responsabilidad del cuidado en el hogar.
Este desequilibrio en la carga de cuidados resalta la necesidad de repensar los roles de género y la participación en el mercado laboral. García destaca que para reducir esta desigualdad es necesario que no solo los hombres se involucren más en las tareas del hogar, sino también el Estado y las empresas. Ella también mencionó que los indicadores laborales para las mujeres no han cambiado significativamente en los últimos 20 años, con tasas de participación, brechas salariales y tasas de informalidad que permanecen casi en los mismos niveles que en 2005.
La desigual distribución de los cuidados es un factor clave que explica por qué el mercado laboral para las mujeres no ha evolucionado. García señaló que las leyes laborales no han cambiado lo suficiente para reflejar las necesidades actuales. Por ejemplo, los permisos de paternidad, introducidos en 2012, son de solo cinco días para los padres, mientras que las madres reciben 30 días, reforzando los estereotipos de cuidado.
García enfatiza que se requiere mayor flexibilidad laboral para las madres, ya que muchos empleos todavía demandan demasiada presencialidad y disponibilidad 24/7. La falta de opciones como estancias infantiles y escuelas de tiempo completo agrava la situación para muchas mujeres que no cuentan con una red de apoyo familiar.
Para abordar estos problemas, García sugiere la implementación de un sistema nacional de cuidados, pero también destaca el rol que pueden desempeñar los estados y las empresas para fomentar prácticas laborales más equitativas. Como ejemplo, mencionó que reintroducir las escuelas de tiempo completo podría beneficiar a 3.6 millones de niños y sus respectivas madres, con un costo entre 0.5% y 5% del presupuesto anual de educación de los estados.
Además, las empresas pueden contribuir implementando políticas de equidad salarial, horarios flexibles y buenas prácticas para apoyar a las mujeres. García concluyó diciendo: “No hay que esperar a que el gobierno federal o el Congreso de la Unión hagan algo para poder avanzar”, destacando la necesidad de acción desde múltiples frentes para mejorar las condiciones laborales de las madres mexicanas.