La historia de Érika de Souza Vieira Nunes ha desconcertado a muchos en Brasil y más allá. Hace unos días, Érika llevó el cadáver de su tío, Paulo Roberto Braga, al banco para solicitar un préstamo de 17 mil reales. Este acto, grabado por empleados del banco, causó indignación y confusión en las redes sociales.
El hombre de 68 años no mostraba signos de vida, e incluso Érika tuvo que ayudarlo a firmar los documentos del préstamo. Ahora, casi un mes después del incidente, Érika ha sido puesta en libertad condicional, ya que las autoridades no la consideran una amenaza para el orden público ni para la investigación en curso.
Sin embargo, Érika enfrenta acusaciones de tentativa de malversación de fondos y maltrato de cadáver. A pesar de que argumenta problemas de salud mental y la necesidad de cuidar a su hija discapacitada, la policía sugiere que sabía que su tío estaba muerto cuando lo llevó al banco, lo que podría constituir un delito adicional de omisión flagrante de socorro.
La investigación continúa, pero este extraño caso plantea preguntas sobre la salud mental de Érika y la desesperación que puede llevar a algunas personas a cometer actos extremos.