El 26 de abril, una declaración provocadora del empresario Ricardo Salinas Pliego puso de relieve el eterno debate entre la riqueza personal y el gasto público. Al comparar el costo de su lujoso yate “Lady Moura” con el del ambicioso proyecto del Tren Maya, Salinas Pliego enfrentó directamente las críticas del presidente Andrés Manuel López Obrador sobre el lujo en un país de grandes necesidades económicas y sociales.
Desde la plataforma X, Salinas Pliego, fundador de Grupo Salinas, destacó que su yate, que tuvo un costo de 150 millones de dólares, fue adquirido tras “40 años de trabajo” y servir a “millones de personas en el comercio y en la banca”. El empresario contrastó este gasto con los 35 mil 500 millones de dólares invertidos en el Tren Maya, proyecto financiado con dinero público, sugiriendo que este último era una inversión menos justificada y efectiva.
El “Lady Moura”, una joya de la ingeniería naval fabricada por Blohm y Voss, se distingue por su vasto tamaño y lujosas instalaciones. Con una longitud de 105 metros, este superyate ofrece capacidades para 71 personas y 27 invitados, además de contar con helipuerto, sala de cine, discoteca y gimnasio, propiciando un ambiente de exclusividad y opulencia.
Salinas Pliego argumentó que, mientras él utiliza su riqueza para compartir experiencias mundiales con familia y amigos, el gobierno utiliza el dinero de los contribuyentes en proyectos que, a su juicio, no corresponden a las necesidades inmediatas de seguridad y justicia del pueblo mexicano. Además, criticó el impacto ambiental del Tren Maya, refiriéndose a él despectivamente como el “Tren Falla”.
Este debate pone en evidencia la tensión entre los grandes proyectos de infraestructura pública y la percepción de la riqueza individual en México. Mientras algunos ven el Tren Maya como un motor de desarrollo y conectividad regional, otros, como Salinas Pliego, lo ven como un gasto ineficiente que podría haber sido dirigido a necesidades más críticas.
La polémica continúa, alimentando discusiones sobre la administración eficaz de los recursos y la responsabilidad social tanto de las élites como del gobierno en un país marcado por desigualdades profundas.
