AGENCIA
Global.- El pasado 6 de abril, un incidente en la embajada mexicana en Quito ha desencadenado un grave conflicto diplomático entre México y Ecuador. Fuerzas de seguridad ecuatorianas irrumpieron en la sede diplomática mexicana con el objetivo de aprehender a Jorge Glas, ex vicepresidente de Ecuador, justo horas después de que México le concediera asilo político, alegando persecución política.
Este asalto no solo violó tratados internacionales, sino que también exacerbó las tensiones entre ambos países, llevando a México a romper relaciones diplomáticas con Ecuador.
El contexto de esta crisis es complejo, destacándose por la violencia desbordada que azota a Ecuador, atribuida en gran parte al narcotráfico. Según un comunicado del gobierno de Estados Unidos y reportes de InSight Crime, Ecuador se ha convertido en un campo de batalla para los cárteles de droga más grandes del mundo, incluyendo el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) de México.
Estas organizaciones han influido profundamente en la estructura criminal local, contratando a bandas como “Los Choneros” para operar en su nombre, contribuyendo a una espiral de violencia y corrupción en el país.
Las investigaciones muestran que el narcotráfico no solo se ha enraizado en las calles de Ecuador, sino también en sus prisiones. De los 40 mil reclusos en Ecuador, 25 mil están vinculados a bandas que operan para los cárteles mexicanos. Estas bandas locales, incluyendo a “Los Tiguerones” y “Los Lobos”, actúan como brazos armados del CJNG, extendiendo las operaciones del cártel en América Latina.
La situación en Ecuador ha alcanzado niveles de violencia sin precedentes, con asesinatos de figuras públicas y ataques a medios de comunicación, destacando la urgencia de una respuesta internacional coordinada. El presidente ecuatoriano Daniel Noboa ha declarado un “conflicto armado interno” y ha reconocido la presencia de al menos 22 grupos criminales que profundizan la crisis de seguridad nacional.
Este conflicto diplomático y la violencia relacionada con el narcotráfico ponen en relieve los desafíos que enfrentan ambos países en sus esfuerzos por mantener la seguridad y el orden, mientras se respetan las leyes internacionales y los derechos humanos.
La comunidad internacional mantiene su atención sobre estos desarrollos, esperando soluciones efectivas que puedan restaurar la paz y la estabilidad en la región.
