De la Redacción
El Buen Tono
Fortín.- De hacerse del baño en la vía pública y no tener nada, en menos de dos años el director de Obras Públicas, Enrique Gaspar Falcón, a quien atacaron el martes pasado, logró enriquecerse.
Aunque ingresó a su cargo sin posesiones significativas, en un lapso corto se ha hecho con dos casas y dos vehículos de lujo, incluso cuando su salario no justificaría tal nivel de adquisiciones.
Estas revelaciones arrojan serias interrogantes sobre la integridad y la conducta ética del funcionario público. ¿Cómo es posible que acumule tales propiedades con un salario modesto como el que percibe en la administración pública? Las acusaciones de enriquecimiento ilícito y corrupción no pueden ignorarse.
Además, se ha destacado su estilo de vida ostentoso, evidenciado por sus frecuentes visitas a un conocido antro, donde, según informes, realiza pagos que alcanzan hasta 60 mil pesos cada fin de semana, gastos extravagantes que resultan sumamente llamativos y plantean serias dudas sobre la ética y la integridad de Gaspar Falcón como servidor público.
El reciente atentado contra su persona añade más preocupación y especulación. ¿Podría estar relacionado con su presunta implicación en actividades ilícitas? ¿Se trata de represalias por descubrimientos incómodos?