Creo que uno de los temas más importantes y que afectan profundamente la relación interna de la familia. Como siempre lo he comentado, en la medida que esté integrado el matrimonio, la armonía familiar será más fácil, y sobre todo, la estabilidad emocional de los hijos tendrá un fuerte punto de referencia que se verá realizado en lo social y laboral durante el resto de su vida.
Hoy, más que nunca, con la exaltación de la libertad y quizá de un individualismo exacerbado, que se ha metido al seno familiar, ha provocado fuertes rupturas, y la queja más común en la consultoría es esta: “ya no aguanto más, no soporto a mi esposa(o)” y es algo que he comentado con mi buen amigo Francisco Gras, quien de manera sucinta nos explica este fenómeno.
Ese enfado les está moviendo su ánimo, hasta llegar a la ira. Incluso ya no les deja disfrutar de la vida y no ven la manera, de dejarlo a un lado. El grado de enfado al que han llegado, es más fuerte que su voluntad de solucionarlo. Incluso no saben cómo hacerlo, para impedir que les siga corroyendo y vaya a mayores.
Qué fácil es enfadarse y qué difícil desenfadarse, sobre todo cuando el orgullo o el mal llamado amor propio, están dentro de las personas.
Del enfado a la ira y al odio, hay un pequeño paso, que suele llegar cuando al enfado, sin ponerle remedio, se le deja que vaya creciendo.
Por lo que me dicen, es muy duro y altamente frustrante, entrar en el hogar y encontrarse que ambos están enfadados, el uno con el otro. Que se ningunean, menosprecian e ignoran, sin tenerse la más mínima consideración, para nada. Si como cónyuges sufren, ni qué decir tiene lo que les pasa a sus hijos. Y a lo mejor es porque ustedes no han querido, sabido o podido dialogar sus diferencias, debido a su alto grado de enfado o
mutuo desprecio
Me dicen que están enfadados por un conjunto de problemas, pendientes de negociar y resolver, entre las que están la administración del dinero, los
problemas del trabajo, las relaciones íntimas personales, la forma de educar a los hijos y su comportamiento, sobre quién da los permisos a los hijos, la cantidad de dinero que se les da como mesada o semanalmente y quién lo da, las relaciones con la familia extensa, ya sea los abuelos, tíos y primos, la división de las tareas en casa, pero esto enfatizado por la desvinculación entre ambos, ya que la inercia de la vida los deja aislados el uno del otro y pareciera imposible tener alguna actividad que los uniera, pero no de trabajo, sino de esparcimiento que facilite su comunicación y fortalezca su amor, comprensión y esperanza. De hecho, es importante que los cónyuges busquen tener la mente bien equilibrada, para cuando tengan situaciones difíciles, lo cual se logra con ejercicio, descanso adecuado, lecturas, buena alimentación, y disfrutar el sentirse amado en la familia.
Hay más que sobre el tema podemos abundar, pero por hoy aquí lo dejamos.
Les invito a visitar la página de: escuela de padres: www.micumbre.com y para cualquier consulta o comentario, con gusto les atiendo en: rebe.conde@otmail.com
Rebeca Conde Morales
Colaboración
El Buen Tono