En un movimiento que ha generado controversia y preocupación, la administración del Presidente estadounidense Joe Biden ha autorizado recientemente un paquete de ayuda militar para Israel de forma secreta, a pesar de las reservas públicas de Washington sobre las intenciones de las Fuerzas Armadas israelíes en la región de Rafá, al extremo sur de la Franja de Gaza.
El paquete de ayuda incluye más de mil 800 bombas MK84 de 900 kilogramos y 500 bombas MK82 de 225 kilogramos, según informan fuentes del Departamento de Defensa y del Departamento de Estado citadas por el diario The Washington Post. Estas bombas, conocidas por su capacidad destructiva, han sido directamente relacionadas con algunos de los incidentes más graves de víctimas civiles durante la ofensiva militar israelí sobre la Franja de Gaza.
Lo preocupante es que este tipo de bombas, que pueden destruir un edificio entero y causar cráteres de más de doce metros de diámetro y profundidad, rara vez son utilizadas por los ejércitos occidentales en áreas densamente pobladas debido al alto riesgo de víctimas civiles. Sin embargo, Israel las ha empleado profusamente en la Franja de Gaza, lo que ha resultado en un número significativo de víctimas civiles.
Este nuevo paquete de ayuda se suma a otro aprobado la semana anterior por valor de dos mil 500 millones de dólares, que incluía la entrega de motores y 25 cazas F-35A. Ambos paquetes se amparan en acuerdos previamente aprobados, evitando la necesidad de solicitar autorización al Congreso.
Desde el inicio de la ofensiva del Ejército de Israel sobre la Franja de Gaza en octubre de 2023, al menos 32,705 personas han perdido la vida y 75,190 han resultado heridas. Este aumento de la violencia es en respuesta a los ataques de Hamás del 7 de octubre, que resultaron en la muerte de mil 200 personas.
A pesar de la justificación oficial basada en acuerdos previos, la autorización de este paquete de ayuda militar plantea serias preocupaciones sobre el respeto a los derechos humanos y el uso proporcional de la fuerza. La comunidad internacional sigue instando a un alto el fuego y a un diálogo constructivo para poner fin al conflicto y garantizar la seguridad y el bienestar de todos los involucrados en la región.
