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Internacional.- Con la llegada de la Semana Santa, millones de personas que profesan la fe católica se sumergen en un periodo de reflexión, recordando los últimos momentos de Cristo en la Tierra: desde su entrada triunfal a Jerusalén hasta su resurrección. Durante estas fechas religiosas, se llevan a cabo diversos rituales católicos, como el Domingo de Ramos, la Procesión del Silencio y el Via Crucis de Cristo, entre otros. Sin embargo, uno de los elementos más destacados de la Semana Santa es la cubierta de las figuras religiosas en las iglesias con velos de color morado.
Esta práctica, que se remonta al siglo XI, tiene un profundo significado religioso que se mantiene vigente en la actualidad. Según los escritos del Abad Prosper Guéranger del siglo XIX, esta ceremonia expresa la humillación a la que se sometió nuestro Salvador, como se relata en el Evangelio del Domingo de la Pasión del Señor. Además, busca evitar que nada distraiga al cristiano en su proceso de conversión, permitiéndole así profundizar en el amor de Dios a través de Jesucristo y encontrar en los santos un ejemplo a seguir.
Durante la celebración del Viernes Santo, se va descubriendo poco a poco la imagen de Cristo crucificado, hasta dejarla totalmente visible, simbolizando cómo se ocultó la divinidad de Cristo durante su pasión y muerte. El color morado utilizado en los velos comunica el sentido penitencial y sobrio de esta temporada litúrgica, además de recordar la obra de Cristo en su muerte en la cruz, fundamental para la fe católica.
Aunque esta tradición no es obligatoria, sigue siendo practicada en diversas partes del mundo como una forma de profundizar en la espiritualidad y el significado de la Semana Santa, recordando el sacrificio de Jesucristo por la humanidad.
