Agencias
EU.- La Operación Lone Star, impulsada por Texas para reforzar la frontera con México, ha levantado críticas que sugieren que su despliegue se realiza con motivaciones electorales. Con un costo de 10 mil millones de dólares, este despliegue de fuerzas de seguridad se ha convertido en un punto de debate en la región. Recientemente, la visita de Donald Trump a la zona junto con el gobernador Greg Abbott ha alimentado estas críticas, siendo percibida por algunos como un evento de campaña más que un verdadero análisis de la situación fronteriza.
Las opiniones entre los residentes locales están divididas, con algunos viendo la presencia de migrantes como un problema transitorio y otros respaldando las acciones más duras propuestas por la Operación Lone Star. Sin embargo, la comunidad demócrata local se muestra en contra de la militarización de la frontera, afirmando que esto no resuelve los problemas de fondo y solo genera tensiones y gastos adicionales.
Mientras tanto, las medidas legales en Texas, como la ley SB4 que contempla sanciones para migrantes reincidentes y expulsiones inmediatas a México, han generado controversia y enfrentamientos legales debido a su posible inconstitucionalidad. Este escenario ha colocado a la región en el centro del debate sobre inmigración y seguridad fronteriza en Estados Unidos, reflejando tensiones políticas y sociales más amplias en el país.