Ciudad de México.- En Vendaval de bolsillo, el escritor hispano-argentino Andrés Neuman presenta una compilación de su producción poética, donde conjunta temas como la infancia, el idioma, la muerte, el erotismo, la música y hasta el cine, donde asume que la historia de la poesía es aquella que decimos cuando no hay palabras.
El poemario tiene un carácter variopinto, pero su poema “Necesidad del canto” es el que expone su verdadera carta de intenciones; en él asegura que la poesía no puede ser considerada un lujo y reconoce cómo esta idea le brotó tras leer al poeta bosnio Izet Sarajlic, quien vivió la muerte de su esposa, de sus hermanos y finalmente falleció en 2002.
“Identificar la poesía como un lujo para tiempos apacibles y de abundancia, malentiende completamente la función de radical supervivencia que tiene este arte”, comenta el autor en entrevista.
“Esto significa que hay un antes y un después en el acto del lenguaje después del Holocausto, incluso me atrevo a pensar que el post-holocausto sólo se entiende y es posible soportarlo a través del lenguaje”, añade.
Quizá por esa razón, el autor nacido en Buenos Aires asocia la poesía al concepto de lucha, con una carga emocional, verbal
y política.
“Sí, se trata de una lucha en todos los órdenes: emocional para nombrar lo doloroso, verbal porque no hay nada más fascinante y desesperante que buscar el adjetivo adecuado o encontrar el lugar
para una coma”.
Pero también es una lucha de orden político y social, explica, “porque todo texto es político, aunque no necesariamente hable sobre política, ya que lo social no es un tema sino
una mirada”.
Otro de los planteamientos que Neuman hace en Vendaval de bolsillo, ilustrado por Alejandro Magallanes, es la posibilidad del poeta para empezar de cero, concretamente a partir de cómo se utiliza el lenguaje. Él mismo lo explica: “A mí me fascina cómo las formas breves como el cuento y el poema permiten replantear el lenguaje cada que se empieza a escribir”, lo cual, por cierto, “no sucede en la novela”.
“Creo que la métrica es el corazón del poema: unas veces éste se puede alentar o acelerar, incluso sufrir una arritmia o hasta un infarto, lo cual provoca cambios de frecuencia en su ritmo e intensidad, pero en mi caso prefiero la idea de que la oralidad lleve a la métrica y no que la métrica restrinja a la oralidad.”
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