Desde la mañana del martes, los habitantes de Yucatán fueron testigos de un fenómeno meteorológico asombroso: la formación de una tromba marina en las costas de Chabihau. Este evento, desencadenado por el frente frío número 40, no solo trajo consigo nublados y lluvias, sino también la impresionante visión de un embudo de aire y agua en plena acción.
¿Cómo se gestó este espectáculo de la naturaleza? La interacción entre el cambio de dirección y rotación de los vientos, propiciada por la vorticidad en la zona costera, dio lugar a la formación de este vórtice. Los vientos ascendentes, inducidos por la inestabilidad atmosférica generada por el frente frío, crearon las condiciones perfectas para que la tromba marina se manifestara.
Es importante destacar que las trombas marinas, aunque comparten algunas características con los tornados, son fenómenos distintos. Se originan por la interacción entre masas de aire caliente y frío, en ambientes inestables donde abundan las nubes de tormenta y las precipitaciones. A diferencia de los tornados clásicos, las trombas marinas suelen ser menos intensas, pero aún así pueden representar una amenaza, especialmente para la navegación.
Si bien estos eventos no son raros en las costas de la Península de Yucatán, debido a los cambios locales en la dirección de los vientos y su combinación con sistemas de tormenta costeros, cada vez que se presentan son un recordatorio de la fuerza y la belleza de la naturaleza. Aunque generalmente no suelen causar daños significativos en tierra firme, ocasionalmente pueden ingresar a la costa, como ocurrió en noviembre de 2020 en el puerto de Celestún.
Por lo tanto, mientras admiramos el espectáculo que nos brinda la tromba marina, también recordemos la importancia de estar preparados y tomar precauciones ante la fuerza impredecible de la madre naturaleza.