AGENCIA
Mexicali.- En el corazón de Mexicali, Baja California, un antiguo edificio de dos pisos fue testigo durante 14 años de una amalgama de historias de esperanza y dolor. El emblemático Hotel del Migrante, fundado por Sergio Tamai Quintero, director de Ángeles Sin Fronteras, sirvió como refugio para miles de personas que enfrentaron el desafío de la migración, a tan solo 300 metros de la línea fronteriza con Estados Unidos.
Desde deportados que fueron expulsados del país vecino después de décadas de trabajo, hasta grandes oleadas de migrantes provenientes de Centroamérica, Haití y otros rincones del mundo, el Hotel del Migrante acogió a quienes buscaban una oportunidad o escapaban de la violencia y la desesperanza.
Con capacidad para albergar a 200 indocumentados en 50 habitaciones, el hotel llegó a alojar hasta 600 personas por día en momentos de alta demanda, incluso improvisando espacios en pasillos y azoteas.
Sin embargo, el principio del fin llegó en 2019 con la desaparición del Fondo de Apoyo a Migrantes por parte del Gobierno de México, dejando a organizaciones como Ángeles Sin Fronteras sin recursos para continuar brindando ayuda humanitaria. Esto marcó el inicio de una difícil etapa para Sergio Tamai, quien luchó por mantener en pie el refugio, enfrentando el aumento de los costos operativos y la falta de apoyo gubernamental.
Finalmente, en enero de 2024, el Hotel del Migrante cerró sus puertas, dejando un legado de solidaridad y servicio. A través de los mensajes plasmados en sus paredes y los testimonios de quienes pasaron por sus habitaciones, el hotel se convirtió en un símbolo de esperanza y resistencia frente a las adversidades de la migración.
Actualmente, Sergio Tamai García, hijo de Sergio Tamai Quintero, busca impulsar la Tarjeta Bienestar Migrante como regidor del Ayuntamiento de Mexicali, con el objetivo de brindar apoyo económico a los deportados y evitar que lleguen a México en condiciones precarias.
Las remesas enviadas por los mexicanos desde Estados Unidos cada año son un recordatorio del vínculo entre ambos países, y la necesidad de trabajar en conjunto para ofrecer oportunidades y dignidad a quienes enfrentan el desafío de la migración.
El cierre del Hotel del Migrante marca el fin de una era, pero también el inicio de un nuevo capítulo en la lucha por los derechos y la dignidad de los migrantes en la región.