Cuitláhuac.- Al menos 8 tatuajes en diversas partes tenía el cuerpo localizado la tarde del jueves, en estado de putrefacción, flotando en la orilla del río Blanco, a la altura del rancho Agua Escondida, en el kilómetro 46 de la carretera federal Córdoba-Veracruz.
El cadáver fue identificado por sus familiares, como Juan Armas Balbuena, de 33 años, con domicilio en
Potrero Nuevo.
Aún cuando las diligencias obran bajo reserva de las autoridades, se conoció que en el brazo derecho, por ejemplo, presenta tatuajes de un diablo, una cruz y un corazón, mientras que en el pecho tiene otro con el nombre de Gregoria.
El hallazgo se registró la tarde del jueves, cuando por la ribera del río, del lado de Cuitláhuac, pasó caminando un ejidatario.
Al percatarse de que en el agua flotaba el cuerpo de un hombre, dio aviso a la Policía municipal, cuyos elementos se trasladaron hasta el kilómetro 46 de la carretera federal Córdoba-Veracruz, por donde ingresaron a un camino que conduce al rancho denominado Agua Escondida.
Luego, bajaron unos 2 kilómetros por una pendiente, hasta llegar a la orilla del río Blanco, donde confirmaron
el hallazgo.
Más tarde, solicitaron la presencia de las autoridades ministeriales, por lo que al lugar arribó personal del Ministerio Público, al mando del fiscal Ricardo Berchiman, y elementos de la Agencia Veracruzana de Investigaciones (AVI) de Cuitláhuac, para dar fe de los hechos.
En las inspecciones que realizaron los peritos criminalistas de los Servicios Periciales, observaron que el cuerpo estaba maniatado, y por su estado de descomposición no se pudo obtener su media filiación, y se estableció que tenía un pantalón de mezclilla azul y camisa en tono claro, al parecer blanca
o gris.
Según los resultados de criminalística se estableció que el cuerpo fue arrastrado por la corriente y que la víctima tenía más de una semana
de muerto.
El cadáver fue identificado por sus familiares quienes al ver la noticia en los medios y conocer que tenía ocho tatuajes en su cuerpo, los cuales facilitaron su identidad.
DE LA REDACCIÓN
EL BUEN TONO