Agencias
México.- El embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, sostiene que las armas militares incautadas a criminales en México no son del ejército estadounidense, pero la falta de un registro preciso de arsenales y pérdidas de armas castrenses plantea desafíos para verificar esta afirmación.
Aunque el gobierno estadounidense niega evidencia de armas militares en manos de organizaciones criminales en México, admiten la pérdida ocasional de armamento y la dificultad para rastrear su ubicación. El listado de armas de alto poder entregado por la Secretaría de la Defensa Nacional a una delegación estadounidense aumenta las preocupaciones sobre el posible origen de estas armas y destaca las lagunas en el control de armas en Estados Unidos.
El problema de rastrear armas de las fuerzas armadas radica en la vastedad de los arsenales, y en una investigación de 2021, se informó que al menos mil 900 armas de fuego militares fueron perdidas o robadas durante la década de 2010-20. La falta de claridad en la ubicación y destino de estas armas presenta riesgos de seguridad y complicaciones para la relación bilateral. Aunque el gobierno estadounidense afirma haber mejorado el sistema de monitoreo, las preocupaciones persisten, y las leyes débiles de control de armas permiten la adquisición legal de arsenal que en otros países sería de uso exclusivo de las fuerzas armadas, exacerbando la situación.
El Congreso estadounidense, preocupado por los informes de pérdida y robo de armas militares, incluyó medidas en un proyecto de ley anual sobre política militar para obligar al Pentágono a presentar informes anuales sobre estas cuestiones. Sin embargo, persisten desafíos, y la falta de cooperación para verificar el origen de las armas incautadas en México resalta la complejidad del flujo de armas y la necesidad de fortalecer las leyes de control de armas en Estados Unidos para prevenir la proliferación de armamento militar en manos equivocadas.
