En una operación clandestina que buscaba interceptar un barco sin bandera cargado con armas de fabricación iraní destinadas a rebeldes hutíes en Yemen, dos valientes miembros de la fuerza especial SEAL de la Armada estadounidense se perdieron en las implacables aguas del Mar Arábigo. La misión, que comenzó el 11 de enero, se tornó en una dramática lucha contra la naturaleza y el tiempo, concluyendo trágicamente después de 10 días, cuando el ejército estadounidense declaró a los dos marineros como fallecidos.
Lo que inicialmente fue una operación de rescate se convirtió en un conmovedor esfuerzo de recuperación, según el comunicado emitido por el Comando Central de Estados Unidos. Los nombres de los héroes caídos no fueron revelados, ya que continuaban las difíciles notificaciones a sus familias, sumiéndose en el dolor tanto a nivel personal como en el corazón de la comunidad de las fuerzas especiales.
El trágico incidente ocurrió mientras los SEALs abordaban el barco sospechoso desde el USS Lewis B. Puller, una base marítima móvil, respaldados por drones y helicópteros. En un acto de valentía, uno de los SEALs se vio atrapado en medio de un fuerte oleaje, desencadenando un intento desesperado de su compañero por salvarlo. La pérdida de estos guerreros de élite es un recordatorio doloroso del alto precio que a veces implica la defensa de la seguridad global.
La operación logró confiscar varias armas de fabricación iraní, incluyendo componentes de misiles balísticos y de crucero, así como ojivas y piezas de defensas antiaéreas. Esta acción, destinada a frenar el flujo de armas hacia los rebeldes, refleja el compromiso constante de la Armada estadounidense y sus aliados en la región.
En un giro final, la Marina de Estados Unidos decidió hundir el barco capturado por considerarlo inseguro, poniendo fin a una parte de la amenaza que representaba. Los 14 tripulantes fueron detenidos, marcando otro capítulo en la lucha contra el tráfico ilegal de armas en una región marcada por la guerra y la inestabilidad.
El general Erik Kurilla, jefe del Comando Central de Estados Unidos, expresó su pesar por la pérdida de estos dos valientes SEALs, resaltando que sus sacrificios y ejemplos de valentía nunca serán olvidados. En estos momentos difíciles, las oraciones se dirigen a las familias y amigos de los caídos, así como a toda la comunidad de las fuerzas especiales que comparte el dolor de esta pérdida.