De la Redacción
El Buen Tono
Calcahualco- Ayer, se cumplieron 87 años de que al majestuoso Pico de Orizaba, también conocido como Citlaltépetl, se le declaró área natural protegida. Sin embargo el aniversario también destaca la pérdida de cinco glaciares cruciales que históricamente abastecían de agua a por lo menos 50 municipios de la región límite con el Parque Nacional.
El volcán, con sus 197.5 kilómetros cuadrados, abarca parte de Tlachichuca y Ciudad Serdán, de Puebla, y La Perla, Mariano Escobedo y Calcahualco, de Veracruz.
Además de su impactante belleza escénica, el enclave natural ofrece servicios ambientales vitales para los poblados de la zona montañosa de los dos estados, almacena carbono, y sirve como hogar para diversas especies de flora y fauna.
A pesar de su designación como área protegida en 1937, bajo el decreto del presidente Lázaro Cárdenas, enfrenta actualmente el riesgo de degradación debido al impacto humano.
Daño ambiental
La tala de árboles, destinada a la construcción de cajas de madera y la producción de carbón, son particularmente devastadoras.
Dicho recurso vital se transporta a las grandes centrales de abasto, como Huixcolotla, en Puebla, y la Ciudad de México.
La pérdida de glaciares es otra amenaza palpable; de los originales, sólo queda el Jamapa, que se convierte en un río vital para unos 28 municipios de Veracruz antes de desembocar en el mar.
Aunque el Pico de Orizaba se convirtió en un atractivo turístico icónico a nivel nacional e internacional, la importancia de su cuidado no puede ser subestimada.
El llamado para su protección es constante, pero las estrategias concretas para salvaguardarlo aún no se han implementado.
La conmemoración de estos 87 años de protección sirve como recordatorio de la necesidad urgente de preservar y cuidar este invaluable patrimonio natural para las generaciones futuras, manifestaron ambientalistas.
