AGENCIA
Nacional.- La crisis financiera en Petróleos Mexicanos (Pemex) ha llevado a la empresa a admitir su insolvencia al cancelar un contrato de arrendamiento de equipo de cómputo debido a la falta de presupuesto. La petrolera tomó la decisión el pasado 1 de diciembre al cancelar el procedimiento de Adjudicación Directa 2023-258-PMX_SA_PC_GCSS-SASSO-AD-N-A para arrendar equipo de cómputo, pero la información se difundió esta semana a través de una justificación emitida conjuntamente por la Coordinación de Planeación y Proyectos y la Gerencia de Continuidad Operativa.
Esta acción se enmarca en la compleja situación financiera que enfrenta Pemex, caracterizada por una deuda cuantiosa que asciende a más de 105 mil millones de dólares con proveedores de servicios y productores. Entre los acreedores se encuentran Fieldwood Energy y Petrobal, a quienes se adeudan conjuntamente 90 millones de dólares, así como Hokchi Energy, que ha iniciado un proceso de solución de controversias por un impago de aproximadamente 127 millones de dólares.
Además, se destacan deudas pendientes con SLB por 474 millones de dólares, Halliburton por 529 millones de dólares y Baker Hughes, con un saldo de 311 millones de dólares, según el informe más reciente de deudas.
A esta situación se suma la existencia de más de un centenar de litigios iniciados por proveedores, según una auditoría interna. Entre enero de 2019 y septiembre de 2022, la Dirección Jurídica de Pemex identificó 136 juicios con proveedores, algunos de los cuales presentan riesgos inminentes de resoluciones adversas.
La crisis financiera de Pemex ha llevado a Fitch Ratings y Moodys a reducir la nota y la perspectiva de crédito en julio pasado. Fitch Ratings mencionó un “débil desempeño operativo”, mientras que Moodys señaló que la perspectiva negativa refleja la falta de cambios fundamentales en la estrategia de negocio de la compañía.
La calificadora expresó que la incapacidad de Pemex para aumentar las inversiones de capital y mejorar su desempeño financiero y operativo, debido a las restricciones de liquidez, podría exponer a la compañía a mayores riesgos crediticios.