AGENCIA
Jishishan.- Los sobrevivientes del reciente terremoto en China, que ha dejado al menos 134 muertos según un nuevo recuento, luchan contra las bajas temperaturas en tiendas de campaña mientras una ola de frío azota el norte del país. El sismo de magnitud 6.2, ocurrido la noche del lunes a unos mil 300 kilómetros (km) al suroeste de Pekín, es el más mortífero desde 2014.
Las operaciones de búsqueda y rescate concluyeron, según un responsable del servicio de gestión de emergencias de Gansu. El foco ahora está en atender a los heridos y reubicar a las personas sin hogar. El número de fallecidos asciende a 134 en las provincias de Gansu y Qinghai, según la cadena pública CCTV. Cerca de mil personas resultaron heridas.
En el condado de Jishishan, provincia de Gansu, cerca del epicentro, familias se refugian en tiendas de campaña, temiendo volver a sus hogares dañados. “No podemos volver, es demasiado peligroso”, expresó una mujer refugiada.
El papa Francisco envió sus pensamientos y oraciones a las víctimas y heridos. En Gansu, 87 mil personas fueron trasladadas a refugios temporales. Las bajas temperaturas, que podrían alcanzar los -17 ºC, complican la situación de aquellos que duermen al aire libre.
El norte de China enfrenta una ola de frío sin precedentes, con temperaturas que descendieron a -33.2 ºC en una ciudad de la provincia de Shanxi. Se enviaron miles de bomberos y personal de rescate, así como 2 mil 500 tiendas de campaña, 20 mil abrigos y 5 mil camas plegables a la provincia de Gansu.
Aunque las autoridades chinas advierten sobre la posibilidad de más sismos de magnitud superior a 5 en los próximos días, las esperanzas de encontrar supervivientes disminuyen. La población se enfrenta a la difícil tarea de reconstruir y enfrentar las inclemencias del clima invernal.
