De la Redacción
El Buen Tono
Calcahualco.- En las comunidades más alejadas, donde las montañas se alzan como guardianas silenciosas, la llegada de la Navidad y el fin de año se convierte en una fiesta de alegría que ilumina los corazones de las familias, especialmente por el arribo de los hijos que se encuentran fuera.
En este rincón especial de México, como en tantos otros, estas festividades son momentos esperados con ansias, sobre todo para aquellos padres que tienen a sus hijos trabajando lejos de casa durante gran parte del año.
Ernestina Vázquez Hernández, de Maquixtla, representa la historia de tantos papás. Ella tiene siete hijos que se fueron de la comunidad en busca de oportunidades económicas, por lo que la llegada de la Navidad se convierte en un cálido reencuentro.
Para Ernestina, este tiempo significa ver regresar a su vivienda a sus seres queridos.
Su núcleo es un ejemplo de unidad.
A pesar de las carencias en la región, ella sigue adelante con determinación para ofrecer una vida mejor a sus hijos. Dos de ellos aún cursan niveles básicos de educación, y aunque enfrentan desafíos, la llegada de las festividades trae consigo momentos de alegría y esperanza.
Los padres de familia en estas comunidades anhelan que sus hijos, a pesar de las distancias y las oportunidades que la vida les ofrece fuera de casa, no olviden las costumbres y tradiciones que hacen especial esta temporada.