AGENCIA
Veracruz.- En un emotivo pero doloroso momento, Aydeé Ochoa Zárate recibió finalmente los restos de su hijo Jocksan Gabriel Hernández Ochoa, desaparecido en septiembre de 2015 a manos de policías estatales en Ciudad Cardel, municipio de La Antigua. Jocksan, de 18 años al momento de su desaparición, fue localizado sin vida en febrero de 2016, pero la falta de recursos y personal en la Fiscalía General del Estado (FGE) dificultó su identificación y sus restos fueron clasificados como “No Identificado”.
La tragedia se desencadenó cuando Jocksan y su hermano Jordan, de 19 años en ese entonces, fueron levantados por policías estatales en septiembre de 2015, según relata la madre. Los uniformados irrumpieron en su domicilio en pleno centro de Ciudad Cardel, llevándose a los hermanos y sin que se volviera a saber de ellos.
“Fueron secuestrados por policías estatales de ahí de Cardel. En ese entonces estaba el Comandante Barragán”, narró Aydeé Ochoa Zárate.
La búsqueda de Aydeé se prolongó durante más de siete años, sumándose a los esfuerzos de los colectivos de familiares de personas desaparecidas y participando en movilizaciones para exigir la localización de aquellos que, como sus hijos, fueron privados de su libertad.
Lo que la madre no sabía era que cinco meses después de la doble desaparición, el cuerpo de Jocksan fue encontrado en un camino que conduce a Mozomboa, municipio de Actopan, a aproximadamente un kilómetro de la carretera federal Poza Rica-Cardel.
La Fiscalía, al verse imposibilitada para identificar el cuerpo del joven, lo catalogó como “No Identificado” y lo sepultó en una fosa común.
“La Fiscalía notificó que el cuerpo fue hallado después de cinco meses que él desapareció. Lo hallaron el 15 de febrero (de 2016) y él desapareció en septiembre de 2015. Se lo llevaron todo ese tiempo Servicios Periciales y lo tuvieron como No Identificado porque dicen que no contaban con los profesionales para poder trabajar y laborar la Identificación”.
Aydeé colaboró desde el principio con la entrega de muestras de ADN para cotejarlas con los restos humanos que pudieran encontrarse y así confirmar si se trataba de sus hijos.
“Estuvo todo ese tiempo en Fiscalía, pasaron varios años y hasta apenas nos lo entregaron”.
Finalmente, el sábado 11 de noviembre, más de ocho años después de la desaparición, Aydeé Ochoa Zárate recibió los restos de uno de sus hijos para darle una cristiana sepultura. Sin embargo, Jordan sigue en calidad de desaparecido desde septiembre de 2015, y la incertidumbre y el dolor persisten para la familia.