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Cuatro días de desesperación y resiliencia en la Costa Grande de Guerrero

Superiberia

AGENCIA

Coyuca de Benítez, Gro.- Han transcurrido cuatro días desde que el huracán Otis azotó la Costa Grande de Guerrero, dejando a su paso una estela de destrucción y desolación en algunas comunidades. A pesar de la magnitud del desastre, la ayuda de los tres niveles de gobierno aún no ha llegado a todas las áreas afectadas. A pesar de las adversidades, la vida continúa en medio de la devastación y el sufrimiento por la pérdida de sus hogares.

El equipo de Grupo Imagen realizó un recorrido por la comunidad de Ejido Viejo, ubicada en el municipio de Coyuca de Benítez. Esta pequeña comunidad, compuesta por unas 50 familias, sigue adelante a pesar de haber sido fuertemente golpeada por vientos huracanados que superaron los 250 kilómetros por hora y lluvias torrenciales que provocaron el desbordamiento del río, resultando en la destrucción de numerosas viviendas y la voladura de techos, láminas, autos y tinacos llenos de agua.

Para llegar a Ejido Viejo, es necesario sortear numerosos obstáculos, incluyendo encharcamientos de 80 centímetros de altura que dificultan el acceso. Durante el recorrido de cinco kilómetros, se observan postes caídos con cables eléctricos, árboles y palmeras doblados por los vientos huracanados, lo que da una impactante premonición de la devastación que aguarda.

A pesar de la destrucción generalizada, destaca la iglesia de la comunidad, que permanece intacta, al igual que la imagen de la Virgen María en su nicho. La virgen fue movida por las aguas del río que alcanzaron una altura de 1.60 metros, depositándola con cuidado a la entrada de su casa. Para los creyentes católicos, esto representa un acto de respeto por los elementos naturales y un símbolo de protección divina en medio de la tragedia.

Los habitantes de Ejido Viejo muestran una notable capacidad de improvisación y una actitud positiva mientras enfrentan la adversidad. Algunas mujeres utilizan el cofre de un automóvil sumergido en el río como lavadero, mientras que las familias trabajan juntas para eliminar el lodo, rescatar sus pertenencias, y asegurarse de que los más jóvenes tengan acceso a alimentos, especialmente aquellos bebés que requieren dietas específicas para su edad.

Personas como Anahí Alonso Menchaca, con una hija de meses de edad con síndrome de Down, se ven en la desgarradora situación de no poder proporcionar alimentos adecuados para sus pequeños. La ayuda es urgente, ya que muchas familias han perdido sus hogares y pertenencias. La profesora Janny Merced Villanueva Navarrete recuerda vívidamente la noche en que el huracán Otis azotó su poblado, describiendo el impacto devastador de las fuertes lluvias y los vientos huracanados.

En estos momentos, la comunidad de Ejido Viejo en el municipio de Coyuca de Benítez necesita con urgencia materiales de construcción, alimentos enlatados, comida para bebés, agua potable, ropa y calzado. La solidaridad de todos es esencial para la recuperación de esta comunidad golpeada por un desastre natural que, una vez más, pone a prueba la solidaridad de los mexicanos, una característica que nos define como sociedad.

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