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El pintoresco pueblo de Atlixco, ubicado en el corazón de México, se ha convertido en el anfitrión de un “Valle de Catrinas”, un recorrido mágico adornado con 10 figuras gigantes de estas emblemáticas calaveras mexicanas, que representan una parte esencial de las festividades del Día de Muertos.
Este fascinante paseo requiere aproximadamente dos horas y lleva a los visitantes a través de los lugares más emblemáticos de Atlixco, un lugar que el Gobierno de México ha denominado como “un pueblo mágico” debido a su rica historia y su atractivo turístico.
Las catrinas, esas figuras que emulan calaveras, originalmente creadas por el ilustrador José Guadalupe Posada y bautizadas por el famoso muralista Diego Rivera, están hechas a mano con papel maché y cartón, con estructuras de metal para mantenerse en pie.
Entre los personajes presentados en este desfile de calaveras destacan “El poeta”, “La monja”, “El viajero” y “El acompañante de la muerte”.
Andrea Pérez Martínez, una nativa de Atlixco, expresó con orgullo su aprecio por esta tradición, que destaca el talento de los artesanos y los productores de la flor de cempasúchil, también conocida como la “flor de muerto”, que es emblemática en la región.
“Me parece algo muy hermoso de aquí de Atlixco. Representa la flor de cempasúchil, que es de temporada y atrae a los turistas. Es algo que podemos disfrutar solos, en compañía, en familia, con amigos, y al final se ha convertido en algo representativo de mi municipio”, dijo a EFE.
María Muriel, quien emigró hace 38 años a Nueva York, visitó su lugar de origen para presenciar las tradiciones del Día de Muertos, una celebración que mezcla influencias prehispánicas y católicas y se conmemora en México los días 1 y 2 de noviembre.
“Hace 38 años me mudé a vivir a la Gran Manzana en Nueva York y siempre me ha gustado colaborar con mis raíces. Amo mi México, y esta es una tradición muy hermosa que todos deberían experimentar. No debemos olvidar nuestra cultura, nuestras raíces y, sobre todo, debemos apoyar el trabajo que nuestra gente realiza”, comentó Muriel.
Carlos Miranda Huerta, oriundo de Cancún, se quedó maravillado con las calaveras gigantes y expresó su asombro: “¡Excelente! Es la primera vez que venimos, con mis padres, mis hermanas y mis tías. Nos recomendaron mucho venir aquí, y me encantó. Estoy impresionado”, dijo.