El Partido Acción Nacional llega a sus 75 años con dos caras, cual géminis de la política.
Por un lado está ese gemelo democratizador que vislumbró Manuel Gómez Morin al momento de su creación. Ese partido que suma a la política mexicana mediante el empuje gradual hacia la alternancia en el poder.
Gradualismo que implicó años y años de paciencia. La brega de eternidades. El empuje por una cultura política basada en la subsidiariedad, la solidaridad, el amor por un país que era todo menos democrático, pero que tenía la semilla para serlo.
Desde los pequeños triunfos municipales que fueron escalando hasta lo estatal y finalmente a lo federal en 2000.
Ese gradualismo que, desde mi punto de vista, permitió que la alternancia se diera de manera pacífica a diferencia de lo que ocurrió en casi todo el cono sur.
Además, Acción Nacional llega a sus 75 años cumpliendo con ser una oposición leal en todo momento
—por utilizar este término de Juan Linz—.
Lo más cerca que coqueteó el PAN con la semilealtad fue cuando decidió no presentar candidato a la presidencia en la elección de 1976 que dejó al dinosaurio priista al descubierto cuando el único contendiente fue José López Portillo.
Pero paradójicamente llegado el PAN al poder la disciplina y el compromiso con la democracia parecieron pasar a un segundo plano. Hoy mis hijos y cualquiera que haya nacido después del año 2000 tendrán una visión completamente distinta de Acción Nacional.
A partir de entonces la cara del PAN es la del otro gemelo géminis. El gemelo que ha imitado al PRI en sus peores prácticas antidemocráticas y corruptas.
El gemelo que se coludió con la corrupción sindical; el que acepta que sus militantes se enriquezcan haciendo negocios turbios. El gemelo que sostiene que si peca y reza, empata: dicho clásico bajo el cual viven muchos panistas que están hoy en el poder.
En este aniversario 75 ha dicho el presidente nacional del PAN, Gustavo Madero, muchas cosas. Desde apuntar al mensajero —los medios— como los culpables de lo negativo que retrata al partido ante los ciudadanos, hasta remontarse al error de su antepasado, Francisco I. Madero, por la continuidad de un sistema político que no ha sabido darle opciones al ciudadano.
Eso ha dicho Gustavo Madero: que el PAN cometió en el año 2000 el mismo error que cuando llegó Francisco I. Madero a la Presidencia tras la caída de Porfirio Díaz. El error de no haber destruido el sistema anterior para construir uno completamente distinto y apegado a la democracia.
Pero ¿cómo puede el PAN construir un nuevo sistema de mayor empuje democrático si ese gemelo antidemocracia sigue presente?
Como cualquier géminis, el PAN que actúa a cada paso como si ese fuese su signo zodiacal, tiene que dominar al gemelo negativo para que ese otro gemelo positivo sea el que todos veamos, reconozcamos y votemos.
Hoy por hoy el PAN cuenta con esas dos caras. Y así llega a este aniversario número 75.
Twitter:@AnaPOrdorica