CONDOLENCIAS
Desde este espacio va un abrazo solidario para la periodista Victoria Hernández por la partida física de su madre, la señora Antonia Rodríguez Lagunes, quien radicaba en Córdoba. Esperamos que la pena por la ausencia del ser querido se atenúe con la certeza de que algún día se dará el recuentro, allá con Dios.
Condolencias también para la familia del columnista Manuel H. Naranjo, quien se fue físicamente la madrugada del pasado miércoles. Fue un hombre valiente que nunca se dejó ni seducir ni doblegar por los poderosos. A pesar del deterioro físico que le ocasionó la enfermedad que padecía, Naranjo se fue en paz, recostado en una cama, un raro privilegio para los periodistas críticos en el Veracruz de estos tiempos.
EL FLECHADOR
Manuel Huerta Naranjo hizo historia en el periodismo veracruzano desde su columna El Flechador, la cual no dejaba “títere con cabeza” por la información puntillosa y sobre todo los secretos que se atrevía a publicar y que hacían temblar a los hombres del poder. Fue pionero en manejar el tema escabroso de la colusión de estos –gobernantes, legisladores, líderes partidistas y empresarios- con el crimen organizado.
Era un erudito en el tema, conocía los vericuetos de esas relaciones inconfesables y sus fuentes eran privilegiadas. De ahí el miedo y la furia que provocaba en aquellos que eran exhibidos. El Flechador, sobrenombre que se le atribuyó por el nombre de su columna, fue un hombre perseguido, vigilado, amenazado y que, incluso, padeció en carne propia el secuestro y la tortura. La salvo, sobrevivió para contarla -como diría el escritor Gabriel García Márquez- pese a que miró de frente al diablo.
No puedo decir que fui amigo de El Flechador pero tuve el privilegio de conocerlo. Fue un colega siempre respetuoso que se acercaba dando consejos, convidando tips, comentando entre risas las noticias y en algunos casos, si la confianza lo permitía, alertando de riesgos. Casi todos los días se reunía con un grupo de amigos en el restaurant de un modesto hotel del centro jalapeño, y siempre lanzaba la invitación: allá te espero, ve a compartir el pan con nosotros, hay mucho que contar.
¿Y si hay una redada del gobierno porque sabe que ahí estamos comiendo?, mejor para la otra, era la respuesta en cada ocasión. Entonces, El Flechador soltaba la carcajada y decía socarrón: tú corres para un lado y yo para otro, a ver a quien alcanzan primero. A El Flechador lo leía desde que era estudiante en la Facultad de Ciencias de la Comunicación (Facico) y después lo conocí personalmente en Jalapa, me lo presentó la compañera Regina Martínez. Ellos se trataban con respeto, tampoco puedo decir que eran amigos pero se reconocían mutuamente. Cada uno era bueno en sus dominios.
Hay una anécdota confiada por la propia Regina. En los últimos meses de la aciaga fidelidad a ella la acosaban por teléfono. Acababa de cambiar de aparato celular, se lo había mandado la revista Proceso con un nuevo número pero alguien la llamaba constantemente preguntado por un sujeto, al que nombraban con una clave, el nombre de un animal, y Regina le platicó a Manuel H. Naranjo.
Días después, tras indagar con sus fuentes, El Flechador le dijo a Regina que se trataba de un altísimo funcionario del gobierno estatal que portaba esa clave en el bajo mundo y entonces, la compañera canceló la línea y lo notificó a sus jefes. Nunca supe más detalles del caso pero sí que ambos lo tomaron como algo delicado. A los pocos días, plagiaron y golpearon al El Flechador, aunque por fortuna lo dejaron vivo. ¿Fue por haber alertado a Regina sobre lo que investigó de la famosa línea telefónica o por la información siempre de alto riesgo que manejaba en su columna?.
Esa duda no será resuelta pues todo lo que platicaron entre ellos- Regina y Manuel- no lo compartieron y obviamente tampoco no hubo preguntas ociosas ni acomedidas de los terceros que supieron del asunto. Ellos se llevaron esa información. Y por supuesto, esa fue una de las ocasiones en las que El Flechador se jugó la vida para informar a sus lectores o para alertar a los compañeros de posibles peligros.
Hoy Manuel H. Naranjo ya descansa después de vivir al filo de la navaja, dando ejemplo siempre de esa valentía casi suicida y de dignidad reporteril. Los veraruzanos se quedaron sin una pluma puntillosa, lapidaria, que desmenuzaba secretos oscuros de los que se instalaban en el poder. Los ponía bajo radiografía no por morbo sino, a la larga, como un servicio a la sociedad pues la alertaba del tipo de personas que tomaban decisiones que impactaban a todos sin merecer tal responsabilidad por sus impresentables amistades. Adiós, pues, a El Flechador. Buen viaje y agradable reposo lejos de tanta calamidad.
LA ROYA Y EL ROLLO
La producción cafetalera en México está al borde de la catástrofe debido a la plaga de la roya, enfermedad provocada por el hongo Hemileia vastatrix que daña el follaje de los cafetos y seca la planta si no hay tratamiento oportuno. Según estimaciones de la Coordinación Nacional de Organizaciones de Cafeticultores (CNOC), la producción en el país para la cosecha 2014-2015 podría desplomarse a la mitad, de 4.5 millones a 2.5 millones de sacos.
La roya está prácticamente incontrolable en Chiapas, Oaxaca y Veracruz. En éste último estado, el veinte por ciento de las 140 mil hectáreas sembradas con cafetales está infectado, es decir, 30 mil hectáreas, y el problema se concentra en la zona centro, en el corredor cafetalero de Huatusco-Córdoba-Zongolica, aunque en el mismo son cinco los municipios con daños intensos: Córdoba, Amatlán, Chocamán, Cuichapa y Tezonapa, aunque no son los únicos porque en otros como Omealca, Tequila, Zongolica, Atzacan, Ixtaczoquitlán, Atoyac, Fortín de las Flores, Tepatlaxo, Coetzala, Huatusco, Ixhualtlán del Café, Tlaltetela, Totutla, Zentla, Comapa, Tenampa, Sochiapa y Tomatlán también hay plantíos contaminados.
En todos esos lugares la consecuencia inminente es que la producción se desplomará y llevará a la bancarrota a miles de agricultores grandes y medianos, y a la miseria a los pequeños productores. La misma miseria también será compartida por miles de familias que se ocupan temporalmente de la recolección del grano y esperan con ansiedad la temporada de cosecha para allegarse un ingreso económico. La afectación no solo es agrícola sino social y con tintes catastróficos.
Hay expertos que anticipan que si no se activan mecanismos para detener la plaga, la crisis en el sector será la peor de los últimos cuarenta años pues la roya podría extenderse en toda la superficie sembrada no solo en Veracruz sino en el país. Y como siempre sucede, la afectación fitosanitaria no viene como castigo de Dios sino es consecuencia de la negligencia e irresponsabilidad de las autoridades a las que les importa un comino el futuro de miles de familias que dependen de la producción cafetalera.
Por ejemplo, en Veracruz desde hace dos años se pudo evitar que la enfermedad invadiera los cultivos locales pero el titular de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Manuel Emilio Martínez de Leo minimizó la alerta lanzada por las asociaciones cafetaleras en el 2012 cuando apareció el primer brote agresivo de roya en la región del Soconusco, en Chiapas, colindante con Veracruz. No hizo nada en ese año como tampoco en el 2013 y nada en el primer semestre del 2014. No activó una alerta fitosanitaria, no dispuso de programas para que los productores veracruzanos fertilizaran y trataran con fungicidas sus cafetales. Nada.
Tampoco no se sabe a dónde se fueron decenas de millones de pesos que se autorizaron para programas de apoyo al sector cafetalero, y ahora que está la infección en el 20 por ciento de la superficie sembrada en la entidad, el funcionario duartista culpa a los propios agricultores de desastre. Entrevistado en Jalapa el pasado fin de semana, Martínez de Leo acusó a los cafetaleros de permitir la expansión de la roya pues dijo que en junio había solamente 7 mil hectáreas afectadas y por un descuido de ellos la extensión se triplico en poco tiempo.
El irresponsable funcionario ofrece una solución que es para dar risa pues asegura que está dialogando con los laboratorios para que bajen el precio de los fungicidas y eso ayudará a combatir la plaga. Puro rollo de Martínez de Leo, que evidentemente no hará nada por ayudar a los productores locales. Ya se gastó el presupuesto de la Sedarpa en los primeros cuatro meses del año, según lo reveló él mismo a los diputados locales, y aunque bajen los precios de los productos químicos para el combate de la roya, no hay fondos para comprarlos.
Esa es la mala noticia para los hombres y mujeres que viven de la cosecha del café: están solos frente a la roya, si llega la ayuda será del gobierno federal porque los rolleros funcionarios duartistas no tiene ni recursos ni la voluntad para ayudarlos. ¿Qué hay que hacer?. La resistencia civil y la exigencia ciudadana, es el camino. Ahí están las calles, las plazas, los edificios públicos, las carreteras, las casetas de peaje, la paralización económica. Son los recursos de presión que le quedan a un pueblo abandonado a su suerte.
Por cierto, en Sedarpa no habrá dinero para ayudar a los cafeticultores pero si hubo para hacer negocios con un hermano del gobernante en turno que según lo confesó en un video el empresario José de Jesús Ramos Garrido quien servía de prestanombres para que la dependencia le otorgara entre 8 y 20 millones de pesos mensuales a proyectos agropecuarios fraudulentos. Por eso se quedó sin recursos la Sedarpa y el dinero que debió ocuparse para atacar a la roya y salvar a 84 mil productores cafetaleros en Veracruz se lo entregaron al familiar próspero. ¿No es aberrante?.