México ha experimentado un aumento alarmante en el uso de drones por parte del crimen organizado en ataques con artefactos explosivos. Esto ha llevado a que el país se convierta en líder mundial en la utilización de drones con fines bélicos. Además, en los últimos tres años, el tamaño de las bombas ha triplicado su capacidad letal.
Según informes de inteligencia consultados por el diario Milenio, los cárteles mexicanos importaron esta técnica de ataque aéreo de Colombia, donde ex guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) capacitaron a miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
La utilización de drones en ataques comenzó en México en 2019, un año después de que se implementara en Colombia. El primer atentado de este tipo se registró en Tepalcatepec, Michoacán.
El gobierno colombiano incautó drones y explosivos por primera vez el 18 de septiembre de 2019 en Tumaco, Nariño, una zona en disputa entre grupos de ex miembros de las FARC que buscaban controlar el tráfico de cocaína. Desde entonces, se supo que el CJNG tenía conexiones con miembros de las guerrillas colombianas.
El ex gobernador de Jalisco, Jorge Aristóteles Sandoval, denunció en mayo de 2018 que el cártel había contratado a mercenarios colombianos para entrenar a sus sicarios en diversas técnicas, incluyendo emboscadas, contraemboscadas, fabricación de artefactos explosivos e instalación de minas terrestres.
Desde 2020, cuando Milenio documentó por primera vez el uso de “narcodrones”, el CJNG ha mejorado y aumentado sus capacidades explosivas, haciendo que las bombas sean más grandes y letales. Algunas de ellas incluso están llenas de veneno para animales o pesticidas, creando una especie de bomba química.
Este desarrollo representa un peligroso aumento en la capacidad de los cárteles para llevar a cabo ataques mortales y resalta la necesidad de abordar de manera efectiva esta nueva amenaza en la lucha contra el crimen organizado en México