En medio de la creciente violencia que asola la Sierra de Chiapas, el crimen organizado ha llevado su escalofriante presencia a un nuevo nivel al incursionar en las viviendas de las familias desplazadas, utilizándolas como siniestras casas de seguridad.
A pesar del despliegue de al menos 2,300 militares en la zona, los comandos armados continuaron su ofensiva tomando control de más viviendas el día de ayer.
“Los ‘maiceros’ están ingresando a las casas y obligando a la gente a unirse a ellos; aquellos que se resisten son expulsados. Ayer, desalojaron a mi sobrina y sus hijos de sus hogares, quienes huyeron a Guatemala, mientras otros se refugiaron en la Costa de Chiapas”, reveló un familiar de las víctimas a un conocido medio de comunicación.
Los líderes locales han expresado su frustración, argumentando que el Ejército solo se encuentra presente en las cabeceras municipales, dejando a las comunidades desprotegidas.
Un dirigente en Chicomuselo, ubicado a 25 kilómetros de Frontera Comalapa, afirmó que no ha visto presencia militar en las comunidades y que los pobladores no han podido regresar a sus casas, ya que estas han sido ocupadas por migrantes o sicarios.