Laura Toribio, reportera de Excélsior, publicó una inquietante nota que señala que según el reporte Panorama de la Educación 2014 de la OCDE: “Estudiar no asegura tener empleo”. Como profesor universitario, la nota llamó de inmediato mi atención prendiendo una serie de alarmas internas, que me obligaron a revisar con cuidado el contenido de lo publicado.
Para mi generación, estudiar siempre ha sido “vendido” como la mejor palanca para prosperar en la vida. Más aún, el malogrado Luis Donaldo Colosio acuñó una frase que se me grabó profundamente: “Provengo de la cultura del esfuerzo, que no del privilegio”. Esta sentencia, nos estimuló a muchos a continuar preparándonos, conscientes de que el éxito personal podría alcanzarse gracias al esfuerzo y la preparación académica, sin importar el origen.
Los datos que revela el estudio de la OCDE parecieran contradecir toda la lógica de un modelo meritocrático, que se basa en la creencia de que el individuo obtendrá recompensas laborales y profesionales de manera directamente proporcional a su formación escolar y a la dedicación que brinde a su espacio de trabajo.
De acuerdo con el estudio, el mercado laboral nacional favorece más que en otros países a aquellos con pocos estudios. El documento señala que mientras 64% de las personas con instrucción media superior en México están empleadas, en la OCDE el promedio es de apenas 55%. Según Gabriela Ramos, directora del gabinete de la organización, lo que quiere decir esto es que el mercado laboral está empleando a los que tienen bajas capacidades, probablemente porque encuentra más difícil incorporar a los que tienen mayor instrucción académica.
La especialista menciona que en el marco de la Reforma Educativa, es indispensable una revisión a fondo del vínculo entre educación y mercado laboral, para disminuir la demanda de trabajadores menos calificados e incentivar a l@s jóvenes mejor preparados a encontrar trabajos bien remunerados.
Lo anterior debería de ser tomado en cuenta con gran seriedad. El hecho de que alcanzar mayores niveles educativos no se traduzca en mejores trabajos, lanza un mensaje desalentador a las nuevas generaciones. Es muy grave que a pesar de que los adultos jóvenes han alcanzado niveles educativos más elevados, la sobre calificación académica los haga más vulnerables al desempleo que generaciones pasadas.
En días recientes, el gobierno de Peña Nieto presentó la estrategia Crezcamos Juntos, que otorga beneficios fiscales a quienes se sumen a la formalidad, ofreciendo incentivos para la seguridad social, la vivienda y la pensión. Este tipo de programas son relevantes porque pueden generar modificaciones al entorno laboral y aumentos significativos a la productividad.
Como lo advierte Gabriela Ramos, en la medida que no abordemos el tema de la informalidad habrá un incentivo negativo a incrementar el nivel educativo de la población. De igual forma, si el mercado laboral persiste en contratar a los menos aptos, la productividad continuará a la baja, con sectores poco dinámicos.
Balance
Por supuesto que vale la pena estudiar. Al final del día, l@s más preparad@s y persistentes, evitan empleos que no corresponden a lo que justamente deben ganar y continúan en la búsqueda de una mejor vida. Millones de mexican@s lo intentan todos los días y si fracasan en lograr este objetivo, no tienen empacho de abandonar el país y buscar nuevos horizontes donde puedan ser más apreciados.
El desafío para México consiste en romper las inercias del derrotismo y la mediocridad, buscando que las oportunidades entre los jóvenes se distribuyan tomando en cuenta su nivel de preparación académica y su disposición para el trabajo. Por desgracia, nuestra estructura laboral sigue estimulando ingresos bajos que son aceptados por l@s más desfavorecid@s con tal de tener algún empleo. En todo caso, la información de la OCDE es una cubetada de agua helada para quienes sostienen simplonamente que la educación por sí misma es suficiente para el desarrollo. Se necesita algo más. Vincular a la planta productiva con nuevas generaciones de personas más calificadas es el verdadero reto.
Twitter: @pacoguerreroa65