De la Redacción
el buen tono
Orizaba.- Igor Rojí López dejó mucho que desear en términos de desarrollo, transparencia y cumplimiento de promesas, su legado es, lamentablemente, uno de corrupción y desaciertos que ha dejado a la comunidad con un sabor amargo.
Empresarios orizabeños y la clase política del municipio, reconocieron la incapacidad de Igor Rojí para impulsar el desarrollo del municipio, a pesar de las promesas de campaña que prometían un futuro brillante.
A dos años que dejó la administración, los empresarios admitieron que, durante su mandato, el municipio no avanzó significativamente en términos de infraestructura, servicios públicos y oportunidades para los residentes.
Las calles continuaron en mal estado, la educación no mejoró y el acceso a la atención médica continuó siendo un problema persistente.
Otro de los aspectos que mancharon la gestión de Rojí López fue su falta de transparencia y su aparente participación en actos de corrupción.
A lo largo de su mandato, se levantaron numerosas acusaciones de malversación de fondos públicos, así como nepotismo, en la asignación de contratos gubernamentales.
Estas acusaciones generaron una creciente desconfianza entre la población, que esperaba un liderazgo honesto y responsable.
Prometió un gobierno eficiente y transparente, pero su administración estuvo plagada de irregularidades y falta de rendición de cuentas.
