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El tiempo nos alcanza

Superiberia

 

El año pasado, cuando el gobierno presentó su propuesta de paquete fiscal, muchos criticamos con preocupación que éste solicitara un déficit equivalente a 4.1% del PIB.

Tras esfuerzos importantes de décadas por mantener un balance en las finanzas públicas, el regreso del PRI al Ejecutivo no creíamos que vendría acompañado de esa grandiosa y peligrosa idea que implica gastar más de lo que tenemos.

Años de crisis sexenales provocadas justamente por esquemas financieros que prometían que pronto vendría otro milagro mexicano al mismo tiempo que implicaban gastar de más, parecían haber dejado en claro que en temas de números no hay varitas mágicas.

Uno más siempre va a ser dos. No hay manera que dé tres, cuatro o cinco.

Pero con la promesa de que creceríamos cerca de 4% y después a un promedio de 5%, el Congreso le autorizó al gobierno ese déficit.

¿El resultado? No crecimos ni cerca de ese 4%, y el año próximo difícilmente estaremos en el rango de 3% Ese 5% suena hoy a sueño guajiro.

Lo increíble es que en este nuevo paquete fiscal el gobierno ha solicitado un nuevo déficit de otros cuatro puntos del PIB para 2015.

Lo preocupante del caso es que ese déficit parece destinado a ser llevado a la caja del gobierno para gasto corriente. Ese gasto que en una casa implica pagos de sueldos, luz, gas, agua, etcétera. Que de inversión no tiene nada.

Como la gallina de los huevos de oro, que es Pemex, ha dejado de poner como antes, ahora queremos sustituir ese faltante —un boquete causado por la continua baja en la producción de barriles diarios de crudo—, pidiendo prestado dinero que no tenemos.

Y estamos, como ha escrito Leo Zuckermann en las páginas de este diario, siendo testigos de cómo la adicción a gastar de más de los gobiernos del PRI no iba a parar después de una primera “copita”. Como el alcohólico, el gobierno está pidiendo la segunda.

El secretario de Hacienda, Luis Videgaray, es un hombre que conoce de finanzas. Desde sus años en el sector privado se encargaba de hacer que las cuentas de distintos gobiernos estatales cuadraran.

Por eso, cuesta trabajo entender esta estrategia que, por seguir los principios económicos de Keynes que implican la reactivación de la economía a través de la estimulación del gasto público, hoy rompamos una disciplina que mucho nos costó adquirir.

¿Nos alcanzará el tiempo para mostrarnos, una vez más, que no se puede vivir de prestado? La apuesta del gobierno es que esto no sucederá. Yo tengo mis dudas. El tiempo siempre nos ha alcanzado.

Apostilla: La “generosidad” de México no deja de sorprenderme. Si no es la Estela de Luz, es la Línea 12 o la presa privada en medio de un desierto. ¿Y los ciudadanos? Muy su culpa por vivir en el error… de no vivir del presupuesto.

 

 Twitter: @AnaPOrdorica

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