AGENCIA
Internacional.- En Cusco, Perú se encuentran en conmoción los habitantes luego de que hace unos días la Policía Nacional y el Ministerio Público (MP) dieran a conocer que detectaron indicios de una presunta red de trata de menores, la cual se dedicaba principalmente a la comercialización de recién nacidos, cuyo origen y paradero aún es desconocido. Esta organización operaba en un centro obstétrico ubicado a unas calles del Centro Histórico de dicha ciudad.
El MP de Perú pidió a un Juez determinar la medida de prisión preventiva contra tres personas implicadas en el caso; ellos formaban parte de una organización identificada como “Imperiales de San Jerónimo”. Entre los involucrados que recibieron nueve meses de prisión preventiva se encuentran Fanny Hurtado Altamirano y Doris Rosa Huayhua.
De igual forma, la tercera persona implicada fue reconocida como Rubén Moya, el cual recibió la libertad con comperecencia al registrarse una detención arbitraria; la bachiller en obstetricia, Lizett Blanca Zambrano Huayhua, es la cuarta involucrada.
De acuerdo con información del periódico “El Comercio”, el modus operandi de la banda criminal era el siguiente: primero se conseguía al menor en el centro obstétrico clandestino y luego contactaban a la bachiller Lizett Zambrano, quien se dedicaba a hacer todo el papeleo. Ella elaborada el certificado y lo firmaba, es decir, no constataba el origen ni quién era la madre consanguínea del recién nacido.
Las autoridades locales hallaron en el inmueble vouchers de pago de entidades bancarias, dinero en efectivo, números telefónicos, accesorios para ecografías y un ambiente para procedimientos abortivos; incluso se ha manejado que se comercializaban fetos para rituales.
Otro factor que llamó la atención es que si el bebé presentaba alguna deficiencia los imputados tenían la posibilidad de “dormirlos”, es decir, matarlos y disponer de ellos.
Las investigaciones siguen en curso para hallar el origen de los bebés y el paradero de sus padres biológicos.
Las autoridades han revelado que la red venía captando a madres que posiblemente estaban desesperadas por cuestiones económicas y no deseaban tener a los niños; es decir, las captaban para poder dar a los recién nacidos en adopción ilegal a través de la venta.
La Defensoría del Pueblo en el Cusco ha revelado para medios locales la contabilización de al menos 299 menores desaparecidos de todas las edades hasta los 18 años.
Por su parte, cifras de la Policía Nacional del Perú, arrojan que hasta junio de 2023 se han registrado 4 mil 779 menores no hallados.
¡Qué poca vergüenza! Esto ya es inhumano, el tráfico de bebés es lo peor en este mundo, que metan en la cárcel a todos los responsables de esto y no salgan más.
Eso pasa, por que en el Perú se ha abandonado al resto de regiones, concentrando todo en Lima, hasta para hacer una operación en salud, los mismos doctores les dicen que no tienen al médico o la infraestructura, qué deben trasladarlo a otro lugar. Así de abandonados están.
Ninguna necesidad económica justifica separar un hijo de sus padres, lo mejor es pensar que quizás vayan a tener mejor condiciones de vida.
