En un giro inusual, el líder norcoreano Kim Jong-un realizó una sorpresiva visita a Rusia, donde inspeccionó una serie de activos militares, incluyendo bombarderos estratégicos y misiles hipersónicos, desatando preocupaciones en la comunidad internacional sobre una posible colaboración armamentística con Rusia en medio de las tensiones existentes.
La visita de Kim se centró en la ciudad portuaria de Vladivostok, donde fue recibido por el ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, y otros altos funcionarios militares. Durante su recorrido, Kim tuvo la oportunidad de examinar de cerca los bombarderos Tu-160, Tu-95 y Tu-22, que han estado en acción en el conflicto en Ucrania y que han lanzado regularmente misiles de crucero.
Un punto destacado de la visita fue la revelación de que los bombarderos Tu-160 han sido equipados con nuevos misiles de crucero con un impresionante alcance de más de 6.500 kilómetros. Cada uno de estos bombarderos puede llevar hasta 12 de estos misiles.
Este anuncio ha llamado la atención de la comunidad internacional, ya que implica un significativo avance en la capacidad de proyección de poder de Rusia y plantea preguntas sobre la colaboración militar entre Corea del Norte y Rusia.
La visita de Kim Jong-un a Rusia se produce en un momento en que las tensiones geopolíticas son altas y cuando el conflicto en Ucrania sigue siendo un tema central de preocupación. El impacto de esta visita en la dinámica global aún está por verse, pero su significado no ha pasado desapercibido para los observadores internacionales.