El coordinador de los diputados del PRI y actual presidente de la Junta de Coordinación Política en San Lázaro, Manlio Fabio Beltrones, se enfrenta al que seguramente será su último gran reto en la actual legislatura, la aprobación del Paquete Económico 2015.
Como se puede ver en la encuesta que presentó Ulises Beltrán, la preocupación por la economía sobrepasó ya entre la población la que genera la inseguridad, y el porcentaje de personas que consideran que la economía está peor que hace un año sigue estando en casi la mitad de los encuestados. El Paquete Económico para 2015 que salga aprobado de San Lázaro (ahí es donde se decide, en esos temas la participación del Senado es menor) tendrá la enorme responsabilidad de recuperar el crecimiento, aunque eso no se puede hacer de la noche a la mañana, porque antes, por lo menos, la confianza de la gente estaba en que las cosas irían mejor en el futuro.
Manlio tendrá que buscar sacar adelante ese paquete económico donde el mayor debate será el fiscal (hay que hacer desde el gobierno, o desde el congreso, un gesto hacia los contribuyentes que vaya más allá de decir que no habrá nuevos impuestos), pero es fundamental, por la enorme cantidad de compromisos de infraestructura asumidos y por los programas como Prospera y Crezcamos Juntos que ha presentado el gobierno federal en estos días, que salga un presupuesto equilibrado y que dinamice el mercado interno. Y para todo eso, incluyendo la distribución presupuestal en un año eminentemente electoral, será necesaria mucha negociación política de aquí a diciembre. Y en ella el papel de Beltrones será fundamental.
Ahora bien, concluido este periodo ordinario, comenzará otra etapa. Desde enero comenzarán los movimientos para ocupar posiciones en la futura Cámara de Diputados y en las nueve gubernaturas en juego (aunque en realidad habrá elecciones en 17 estados). Y tendrá que haber renovación en el PRI nacional, porque para nadie es un secreto que César Camacho se quiere ir de candidato a diputado. Todo eso en un contexto donde el PRI tiene como objetivo fundamental conservar la mayoría, con sus aliados del Verde, en la Cámara de Diputados, y no perder posiciones importantes en los estados, con dos estados clave: Nuevo León y Querétaro.
Será entonces cuando el presidente Peña Nieto tendrá que decidir qué hacer con Beltrones. La lógica indicaría que su salida tendría que ser hacia la presidencia del PRI, una vieja ambición política del actual diputado, aunque pudieran darse salidas también hacia el gabinete, aunque su perfil tendría que estar en una cartera política que todo indica que mantiene con mucha firmeza Miguel Ángel Osorio Chong. Se habla también de alguna posición en áreas más técnicas o específicas, pero todo dependería de qué movimientos pudiera hacer el Presidente en su gabinete legal y ampliado.
El natural tendría que ser hacia el PRI. Beltrones tiene el talento y la capacidad para darle a ese partido una vuelta de tuerca, que vaya que la necesitará tanto para 2015 como para enfocarse de cara a las elecciones de 2018. El tema es si el Presidente preferirá optar para esa posición por un hombre como Beltrones o por algún miembro de su equipo cercano: en otras palabras, qué grado de autonomía le querrá dar el Presidente a su partido en la segunda mitad de su gobierno. Y esa es una pregunta clave porque cada mandatario priista le ha dado una respuesta diferente, desde la del presidente Salinas de Gortari, primero con Colosio, y luego con dos hombres tan diferentes como Genaro Borrego y Fernando Ortiz Arana, para administrar la sucesión, o el presidente Zedillo, que declaró una sana distancia que no le impidió tener siete diferentes presidentes en el PRI en seis años.
No son temas menores, son capitales a la hora de entender la forma de ejercer el poder y el tipo de objetivo político de cada mandatario. Lo que es indudable es que quien quiera que fuera a esa posición lo hará en un partido que se deberá disciplinar (eso en el priismo es incuestionable) a la voluntad del Presidente de la República. Depende cómo se entienda, también, la disciplina. Pero será difícil, para quien sea, encontrar un operador partidario de mayor calibre que Beltrones.
Lo único que no podrán hacer el Presidente o su partido, es desaprovechar a Beltrones o dejarlo en libertad. Nada puede ser más peligroso que un político, y menos de ese tamaño, des o subempleado.
Navarrete sin oposición
Al momento de escribir estas líneas, Nueva Izquierda con sus aliados, como ADN y Nuevo Foro Sol, entre otras corrientes, consolidaba su triunfo en el proceso interno del PRD, incluso más allá de lo estimado originalmente: por encima de 60% de los votos y consejeros. Carlos Navarrete será el presidente nacional del PRD y deberá iniciar, también, una nueva ruta de ese partido, buscando consolidar un perfil de centro izquierda acorde con los tiempos y la realidad.