De la redacción
El Buen Tono
Región.- Ante la ola de violencia que se ha desatado en el estado, el gobernador Cuitláhuac García Jiménez, sólo ve una “solución”: Aumentar el número de policías, estrategia que está más que demostrado que no funciona, pues los jueces corruptos terminan liberando a cuanto delincuente detienen los policías.El mandatario aún sigue diciendo que los homicidios son hechos aislados, que Veracruz es un estado seguro y que todo se resolverá aumentando la presencia policial, acción inservible si se considera que los jueces corruptos terminan liberando a los detenidos, torciendo la ley a cambio de un moche. Y mientras, la violencia, homicidios y otros delitos mantienen en zozobra a la población.Por mencionar ejemplos, en Poza Rica fueron hallados más de 40 cadáveres refrigerados, desmembrados, hecho que García y la Fiscalía minimizaron al decir que eran “al menos 13 cuerpos”, cuando se hablaba de 40. ¿Será complicado contar los cuerpos, como si no se supiera que cabezas sólo es una por cuerpo, un brazo derecho o izquierdo es uno por cuerpo, torso es sólo uno, y no fueron capaces de contarlos exactamente? Si los tuvieron un día completo ahí. ¿O habrá cuerpos de humanos con tres cabezas o tres brazos?En Córdoba se halló un cadáver embolsado y encobijado, el cual fueron a tirar retadoramente a sólo dos cuadras del Mando Único burlándose de ellos; y en otro caso más, los malandros colgarom una cabeza en un puente de la autopista Puebla-Córdoba, a la altura de Nogales, todo esto sólo la semana pasada. ¿Dónde está la seguridad que sólo Cuitláhuac ve?Ante esto, el gobernador presumió su “flamante” estrategia: Aumentar el número de policías; pero ¿de qué sirve que haya más uniformados, si luego de que ellos capturan a los delincuentes, pasan a la Fiscalía y después a los jueces, quienes a cambio de un moche terminan por otorgarles la libertad? Así sean ocho veces que el delincuente sea capturado, termina sin castigo por causa de los jueces corruptos.Encarcelar a estos jueces corruptos es crucial, pues no sólo se atacaría a la fuente de impunidad, sino que enviaría un mensaje contundente a quienes están tentados a abusar de su poder.Es innegable que la falta de consecuencias reales para los delincuentes es un incentivo para cometer crímenes, pero si los jueces que han liberado a delincuentes resultaran llevados ante la justicia, se establecería un precedente importante y se fortalecería la confianza en el sistema judicial.
