Una enigmática civilización mesoamericana, cuyos habitantes prosperaron durante más de un milenio y desempeñaron un papel crucial en una ruta comercial fundamental desde el centro hasta el norte de México, ha sido recientemente desenterrada en la región occidental del país.
La Cultura Bolaños, que ocupó el cañón del mismo nombre en el estado de Jalisco, es el foco de este sorprendente hallazgo. Sus características notables incluyen conjuntos ceremoniales circulares alrededor de los cuales construían las viviendas de la población común, así como el empleo de tumbas llamadas “tumbas de tiro”.
María Teresa Cabrero, pionera en el descubrimiento de la Cultura Bolaños y académica del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explicó: “Una tumba de tiro consta de un tiro circular o cuadrangular, de diversa profundidad, como un pozo, y abajo se abre una o dos cámaras y ahí depositan los entierros”.
Las tumbas de tiro, según Cabrero, estaban reservadas exclusivamente para los gobernantes y sus familias, siempre acompañadas por los utensilios que utilizaban en su vida diaria y custodiadas por un sacerdote. “En estas tumbas encontramos vestigios de guerreros, quienes protegían al gobernante que era depositado, y eran representados en figurillas”, comentó.
Una particularidad que hace único al sacerdote de esta civilización es que a menudo se les representaba con un cigarro en la boca, un rasgo distintivo en el mundo prehispánico, lo que permitió a la arqueóloga y museógrafa, con más de 40 años de experiencia, identificar a estos personajes.
El descubrimiento de la Cultura Bolaños abre nuevas ventanas a la comprensión de la rica historia de México y su diversidad cultural a lo largo del tiempo.
