En un día marcado por la violencia en el estado de Guanajuato, elementos de la Policía de Celaya ingresaron al municipio de Juventino Rosas, donde perpetraron un asalto a un camión repartidor de refrescos. El incidente se tornó aún más grave cuando los agentes abrieron fuego al aire al enfrentar reclamos por parte de la población. Posteriormente, atacaron al director de la Policía de Villagrán, golpeándolo hasta dejarlo hospitalizado.
A pesar de las primeras negaciones por parte del Gobierno de Celaya, seis elementos policiales fueron despedidos en relación con estos eventos. Además, un miembro de la fuerza fue ejecutado por parte del crimen organizado. La violencia continuó extendiéndose hacia la noche, cuando en el municipio vecino de Tarimoro, un oficial de la policía municipal fue asesinado en su propia residencia.
Este incremento en la violencia policial y los ataques contra oficiales marcan un sombrío panorama en el estado. Con estas últimas víctimas, el número total de agentes asesinados en Guanajuato durante el año asciende a 42, y solo en Celaya, la cifra de policías ejecutados ya alcanza los 16.
Los hechos de este día comenzaron alrededor del mediodía en la comunidad rural de San Antonio de Maravillas, ubicada cerca de los límites entre Celaya y el municipio de Juventino Rosas. Los agentes de la Policía de Celaya llegaron al lugar con la intención de detener a dos empleados de una empresa refresquera que estaban realizando entregas en una tienda local en la calle Fresno.