AGENCIA
Internacional.- Seguramente el mayor misterio sobre la invasión rusa de Ucrania es la voladura de los gasoductos Nord Stream, el 26 de septiembre de 2022, misma que destruyó repentinamente la principal vía de suministro de gas ruso a Europa y una infraestructura de importancia estratégica que había requerido fuertes inversiones tanto de empresas rusas como de energéticas europeas.
Varias pistas han conducido hasta el momento a una operación de fuerzas especiales ucranianas y el gobierno de Kiev se ha distanciado de esta versión, asegurando que nunca estuvo al corriente de plan semejante. “Nunca actuaría así”, han sido las palabras textuales del presidente Zelenski, sin embargo, Ucrania sí conocía el plan de sabotaje porque había sido informada directamente por la CIA.
En junio de 2022, el servicio secreto de Estados Unidos, la Agencia Central de Inteligencia (CIA), advirtió con urgencia a Ucrania que no atacara con un acto de sabotaje los dos gasoductos Nord Stream. A esta conclusión ha llegado una investigación realizada conjuntamente por la televisión pública alemana ARD, la revista política “Kontraste”, la SWR, el semanario “Die Zeit” y la televisión holandesa NOS/Nieuwsuur, tras contrastar fuentes de varios países.
El servicio de inteligencia militar holandés MIVD habría sido el primero en descubrir indicios iniciales de un posible ataque por parte de un comando ucraniano; según el MIVD, este debería tener lugar en junio de 2022, utilizando un barco alquilado. La inteligencia holandesa, como es habitual entre los aliados, compartió su información con otros estados, incluida Alemania.
Estados Unidos también recibió la información y la CIA, a su vez, aprovechó la oportunidad para advertir al servicio secreto ucraniano contra la realización de tal plan. El ataque no tuvo lugar en junio, como había adelantado el MIVD, pero sí en septiembre y siguiendo exactamente el plan sobre el que los holandeses habían alertado.
Las investigaciones llevadas a cabo hasta ahora por varios servicios de inteligencia europeos han llegado por diferentes vías a la conclusión de que un comando ucraniano formado por seis personas fue el encargado del sabotaje. Alquilaron un yate, valiéndose de pasaportes falsos, y se sirvieron de equipos de buceo para instalar artefactos explosivos alrededor de la tubería, instalada sobre el fondo marino y a unos 80 metros de profundidad.
Los cinco hombres y una mujer zarparon del puerto alemán de Rostock el 6 de septiembre de 2022. Los equipos para realizar las voladuras de los gasoductos habían sido transportados previamente al puerto en un camión. Los investigadores han logrado localizar el barco el día siguiente en Wieck, cerca de Rostock, y más tarde en la isla danesa de Christian, al noreste de Bornholm.
Los investigadores reconocen que queda abierta la posibilidad de que se hayan plantado rastros deliberadamente para apuntar a Ucrania, tratándose en realidad de una operación de bandera falsa, aunque tampoco hay evidencia de tal escenario. No se han detectado indicios que apunten a una autoría moscovita.
Los investigadores han identificado la embarcación desde la que se llevó a cabo el sabotaje y han comprobado que estaba alquilada por una empresa con sede en Polonia pero propiedad de ciudadanos ucranianos. Según ha informado también Der Spiegel, los metadatos de un correo electrónico que se envió cuando se alquiló el velero Andromeda, supuestamente utilizado para transportar los explosivos, también conducen a Ucrania.