AGENCIA
Sudán.- Jartum, capital de Sudán, vivió hoy una nueva jornada de bombardeos y contraataques entre el Ejército y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), en medio de una creciente batalla mediática con acusaciones mutuas de provocar daño a los civiles pese al reciente acuerdo de Yeda, y en espera de una nueva tregua humanitaria.
El Ejército reanudó sus ataques aéreos contra posiciones de los paramilitares en distintas áreas del estado de Jartum, conocido como la capital triangular por estar compuesto de tres ciudades (Jartum, la ciudad antigua, Um Dorman y Jartum Norte) todas ribereñas de los ríos Nilo Azul o Nilo Blanco.
Supuestas posiciones de las FAR en el centro de Jartum y el sur de Um Dorman han sido blanco desde primeras horas de la mañana de fuertes bombardeos de cazas del Ejército, respondidos con disparos de armas antiaéreas.
Esas áreas han sido escenario de violentos combates desde el inicio de los enfrentamientos, el 15 de abril, por albergar el Palacio Republicano, controlado por los paramilitares, y otras instituciones vitales.
Ataques similares tuvieron lugar en el este de Jartum, en las afueras de la antigua urbe, donde se ha oído el sonido de fuertes explosiones, supuestamente por el impacto de misiles de aviones militares.
Ninguna de las dos partes ha comentado esos nuevos combates, pero el Ejército anunció ayer que mató a “unos 100” combatientes de las FAR en ataques aéreos en el sur de la capital, y a otros “centenares” el miércoles en una “operación de peinado” en “Bahari” o Jartum Norte.
El Ejército y las FAR se han acusado de infringir las repetidas treguas, la última de las cuales finalizó el jueves, y no ha sido prorrogada, y su fin coincidió con la firma en la ciudad saudí de Yeda del acuerdo para garantizar el flujo de la ayuda urgente y proteger a los civiles y al personal humanitario.
Es más, en sus últimos comunicados se acusan mutuamente de provocar conflictos tribales en un país cuya población, cerca de 47 millones de habitantes, pertenece en su mayoría a tribus y etnias árabes y africanas, muy en especial en los estados de Kordofán y Darfur (oeste), este último, escenario entre 2003 y 2008 de un conflicto étnico que segó la vida de 300 mil personas, es uno de los feudos de las FAR, puesto que muchos de sus combatientes son oriundos de esa zona, fronteriza con Chad.
“Los servicios de inteligencia de las fuerzas golpistas siguen armando a los componentes tribales para alimentar el conflicto (…) incluido Darfur occidental, a fin de ampliar el círculo de guerra”, dijo hoy el grupo paramilitar en un comunicado.
El Ejército ha acusado en otro comunicado a los rebeldes de “participar en el conflicto tribal de Al Geneina (capital de Darfur Oeste) a través de bombardear a civiles, convirtiéndolos en parte de la crisis”.
Ambos bandos siguen también difundiendo videos en sus cuentas en las redes en las que sus combatientes alegan victorias, toma de posiciones del enemigo o se acusan mutuamente de poner en peligro a los civiles, atacando o ocupando hospitales y otras instituciones no militares.