AGENCIA
EEUU.- Legisladores de Estados Unidos interrogaron el jueves a la directora de la Administración de Control de Drogas (DEA por sus siglas en inglés), Anne Milgram, en torno a contratos de millones de dólares que no fueron objeto de licitación y que forman parte de una investigación sobre si la agencia contrató indebidamente a algunos de sus antiguos allegados.
Milgram enfrentó una lluvia de críticas, en su mayoría de los miembros republicanos de la Comisión de Asignaciones de la Cámara de Representantes, por una investigación de The Associated Press sobre que la DEA gastó 4.7 millones de dólares en contratos para “planeación y comunicación estratégica” y de otro tipo, sin licitación, para contratar a personas que Milgram conocía de su época como fiscal general de Nueva Jersey y como profesora de derecho de la Universidad de Nueva York, a precios que superan por mucho el sueldo de funcionarios gubernamentales.
“Todo el mundo goza de presunción de inocencia hasta que se le declare culpable. Pero estos reportes son muy duros”, comentó el representante Andrew Clyde.
Milgram dijo que le parece bien que la Oficina del Inspector General del Departamento de Justicia investigue algunos de los contratos que se firmaron desde que asumió el mando de la DEA hace casi dos años. Pero se negó a discutir las acusaciones que se incluyen en el reporte de la AP, o si fue objeto de la investigación del inspector general.
“El inspector general está realizando una revisión administrativa de algunos contratos de la DEA, lo cual me parece bien, y no voy a adelantarme al inspector general ni a hablar más del tema mientras continúe esa revisión”, dijo.
Entre los contratos que analiza el inspector general se encuentra uno por 1.4 millones de dólares a un despacho de abogados en Washington para una revisión reciente de las operaciones en el extranjero de la DEA, la cual fue sumamente criticada por dejar en segundo plano comportamientos indebidos de agentes y la manera de evitarlos.
Dicha revisión fue coescrita por Boyd Johnson, quien fue la mano derecha de uno de los amigos más cercanos de Milgram, Preet Bharara, cuando este se desempeñaba como fiscal federal en Manhattan.
Cuestionada por Clyde sobre las “muy perturbadoras” acusaciones que contravienen la misión de la DEA, Milgram dijo que conoció a Johnson hasta después de que la Casa Blanca la nominó al frente de la agencia.
También admitió haber trabajado en Nueva Jersey con Jose Cordero, quien en menos de tres semanas después de que Milgram fuera confirmada por el Senado obtuviera un contrato de casi 400 mil dólares para llevar a cabo un análisis de datos de las estadísticas delictivas.
“El señor Cordero trabajó previamente conmigo en labores de reducción de violencia”, declaró.
Milgram acudió al Capitolio para buscar ayuda del Congreso para un incremento presupuestario de casi el 4% para combatir la crisis de fentanilo que provocó más de 107 mil muertes por sobredosis el año pasado.
Fue criticada por la negativa del gobierno federal a confrontar a China y México por su papel en la crisis de fentanilo, así como por su manejo de una serie de escándalos de los agentes de campo.