Buenos Aires.- Argentina entró el pasado 30 de julio en una crisis de deuda que los mercados apostaban a que fuera corta, solo por unos días o semanas. Confiaban en las gestiones que cuatro bancos internacionales —Citigroup, JP Morgan, HSBC y Deutsche Bank— habían iniciado aquel día para comprarle a los fondos buitre norteamericanos la deuda argentina impaga desde 2001 y desactivar así el bloqueo judicial de Estados Unidos que rige sobre el pago del pasivo refinanciado en 2005 y 2010 hasta que se abone a estos inversores especulativos.
Pero la gestión de la banca internacional fracasó, según certificó este viernes el fondo NML. Y ahora analistas prevén que lo que el Gobierno de la peronista Cristina Fernández de Kirchner se niega a considerar un impago parcial de la deuda reestructurada se extienda por lo menos hasta enero de 2015.
Fernández se ha negado a pagar los fondos buitre con dos argumentos. El primero es que el 7,6% de los tenedores de deuda impaga de 2001 que rechazó la reestructuración de 2005 y 2010 no debe beneficiarse con el pago del 100% de lo reclamado cuando el restante 92,4% que aceptó esa refinanciación se resignó a una quita que en 2005 era del 65% y que en la actualidad, por la apreciación de los bonos de Argentina en los últimos años, equivale al 25%.
El segundo argumento para no pagar a los fondos buitre es que hasta el 31 de diciembre próximo rige una cláusula por la que si Argentina ofrece una mejor compensación a los que se opusieron a la quita, debe proponer lo mismo a los que la aprobaron. Eso se traduciría en un desembolso multimillonario, con lo que caería en saco roto la reestructuración que ha permitido la recuperación económica del país tras la debacle política y socioeconómica de hace 13 años.
La fecha límite para esa cláusula de igual pago a todos los acreedores, fijada en el 31 de diciembre, es lo que hace pensar en un tope a la crisis de deuda en enero del 2015. Pero la duda de los inversores —incluidos los bancos internacionales que querían comprar la deuda a los buitres— radica en si, incluso entonces, el Gobierno de Fernández podría seguir aferrado al primero de sus argumentos y no pagar la deuda, según explica un informe de la consultora ACM. La presidenta argentina finaliza su mandato en diciembre de 2015, lo que lleva a barajar también enero de 2016 como posible fecha final para la crisis, cuando ya gobierne el ganador de los comicios presidenciales de octubre del año próximo.
Frente a la perspectiva de que el impago se extenderá en el tiempo, el peso ha comenzado a devaluarse en los mercados cambiarios paralelos a la controlada plaza oficial.
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