Redacción
el buen tono
CÓRDOBA.- ¿Por qué en lugar de sancionar y correr a jueces corruptos, lo que hace la Judicatura estatal es cambiarlos de juzgado y de ciudad, para que sigan torciendo la ley, soltando criminales y provocando más inseguridad y violencia en el estado?
Es el caso del juez Juan Luis Mendoza Rosas, quien dejó una estela de corrupción en Martínez de la Torre, donde hasta hace unos días estuvo a cargo del Juzgado de Proceso Penal Oral, y lo cambiaron a un juzgado de Amatlán.
Mendoza Rosas, en lugar de estar resolviendo los miles de casos rezagados que había en aquel juzgado, era sorprendido acudiendo a comilonas en vez de ir a trabajar.
Pronto lo veremos aquí también organizando fiestas y convivios, como los que armaba en Martínez de la Torre, mientras los derechos humanos y legales de imputados quedaban a la deriva.
La magistrada presidenta del Poder Judicial, Lizbeth Jiménez Aguirre, y el gobernador Cuitláhuac García, deberían tomar cartas en estos asuntos y correr a este tipo de jueces.