AGENCIA
CDMX.- El abogado Édgar Ulises Báez Gutiérrez admitió ante los integrantes de un comité de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quienes fueron a verlo a su domicilio, que tomó partes de la tesis de licenciatura de Yasmín Esquivel Mossa, actual ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
Así lo informó el diario El Universal, que asegura poseer una grabación con la voz de Báez Gutiérrez, en la que además confiesa que mintió sobre no haber recibido en su casa a un notario público, como lo afirmó en un primer momento.
El abogado, quien defendió su tesis de licenciatura en 1986, un año antes que la actual ministra de la corte, aseguró que explicó a los integrantes de la UNAM que no copió íntegramente la tesis de Esquivel, sino que “tomó algunas referencias”.
“Vinieron del comité de la UNAM y ellos ante el notario me preguntaron si había venido algún otro notario, y me enseñaron la foto del notario que vino, y yo les dije no”, se escucha en el audio, dice el diario.
Lo anterior, en alusión a la visita del notario público 121 de la Ciudad de México, Amando Mastachi Aguario, quien acudió a la casa de Báez el 29 de diciembre del año pasado y frente al que firmó documentos en los que aceptó que tomó referencias de la tesis de Esquivel.
De acuerdo al diario, en la carpeta de investigación de la Fiscalía de la Ciudad de México sobre el caso, está incluido un video que demuestra que la visita se produjo.
En una primera versión, recogida el 2 de enero por el medio digital Eje Central, Báez Gutiérrez negó que lo hubiera visitado un notario en su casa.
El pasado 23 de junio, el periodista Juan Carlos Rodríguez, de Eje Central, aseguró en Aristegui en Vivo que Báez Gutiérrez mintió.
Ese que en su momento negó hacer tal confesión ante un notario y que dijo estar dispuesto a ir a instancias legales para defenderse, ese el mismo que ahora dice que siempre sí copió. ¿Soborno o amenaza? Evidencia del poder de Yasmín Esquivel y la necesidad de que se mantenga en SCJN; ahora imaginemos (o averigüemos) de cuánto fue el regalo para el señor Edgar. Solo hay que recordar cuándo fue publicada cada tesis.
Es una historia absurda de cómo se puede retorcer la realidad teniendo poder. Todos se echan la culpa, y ella con todo descaro se defiende; en verdad, se ha destrozado el prestigio de la SCJN por no ponerle límites a una abogada espuria, que no debió tener cédula profesional. Ella podrá pagar la suma que quiera para salir librada de este problema, pero su reputación difícilmente será restaurada.