Fidel Urbano G.
El Buen Tono
Coscomatepec.- La parroquia de San Juan Bautista registró varios desastres naturales a lo largo de su historia, entre ellos cinco temblores e incendios, que la dejaron en ruinas.
Sin embargo, gracias al esfuerzo de sacerdotes y fieles cristianos, fue reconstruida varias veces; hoy en día se encuentra en pie y en servicio.
Se destaca por ser la única en la región con un techo de lámina. Aunque no se tiene una fecha precisa de su construcción original, existen datos que indican que desde 1631 ha sufrido daños debido a sismos, posiblemente a la cercanía que tiene con el volcán Citlaltépetl y a la presencia de ríos cercanos.
El templo fue destruido y reconstruido varias veces a lo largo de los siglos, siendo incendiada una vez mientras tenía una estructura provisional de madera.
El último gran movimiento telúrico tuvo lugar en 1819, siendo el párroco Juan García, quien estaba a cargo en ese momento.
Tumbas
Entre los pasillos del inmueble religioso descansan restos de varios sacerdotes y fieles cristianos que trabajaron durante su vida para reconstruirla, a fin de que hoy se encuentre bien.
El escritor Miguel Domínguez se refirió en sus trabajos a la icónica parroquia de San Juan Bautista.
Conocedores del tema, relataron que cientos de personas trabajaron arduamente para levantar una y otra y otra vez los muros y aunque nunca se les mencionó por su nombre, fueron una pieza fundamental en las obras que se llevaron a cabo.
Afectaciones
El primer registro de los daños que sufrió es de 1631, mientras se oficiaba la misa se desprendió parte del pórtico del templo y obligó al sacerdote a suspender la ceremonia; posteriormente, Pedro Maximiliano, gobernador, Juan Bautista y Pedro Basilio, alcaldes, solicitaran del corregidor, capitán Antonio Pereira de Castro, su intervención para obtener del Virrey don Rodrigo Pacheco y Osorio la autorización para derribar la estructura de adobe, que tenía las paredes cuarteadas y apuntaladas.
La primera vez que la Iglesia sufrió daños de consideración fue el 23 de agosto de 1694, a causa de un fortísimo temblor.
En 1818 el templo fue destruido nuevamente por un sismo. Tiempo después desapareció por las mismas causas. Se optó por uno provisional de madera que se incendió años más tarde.
Otro terremoto se registró el 12 de marzo de 1819 a las 18:15 horas y el lugar. Su techo era de teja y tejamanil, algunos lo conocían como petril, su puerta principal estaba ubicada hacia donde hoy es el curato, en ese entonces era el camposanto, mencionaron.
Tras lo anterior, se inició la construcción de un templo de una sola nave y duró haciéndose 14 años, pero apenas sirvió 10, nuevamente se vino abajo a causa de otro movimiento telúrico y fue el cura don Antonio Amez y Argüelles quien improvisó un templo de madera en donde ahora es el Palacio Municipal.
