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La ‘cocaína rosa’ toma auge entre los ricos de AL

Superiberia

AGENCIA

Nueva York.- Durante este año, las organizaciones criminales reanudaron la expansión de los mercados de drogas sintéticas y de la cocaína, debido a la disminución de los efectos del coronavirus sobre las cadenas de suministro y a la reactivación del turismo. Las batallas que antes libraban organizaciones criminales monolíticas ahora se caracterizan más por alianzas estratégicas, a menudo transfronterizas.

Y durante el año creció el desconcierto de las élites políticas con respecto a los esfuerzos internacionales para detener la corrupción y la criminalidad.

Lo que mejor resume la evolución del mercado de drogas ilícitas en el continente a lo largo del año es quizá el auge del “tusi”, un polvo sintético que está dominando parte de la vida nocturna en Venezuela, Perú, Uruguay, Costa Rica y Panamá, entre otros países. Esta droga, que se empezó a vender en Colombia a fines de la década de 2000, es tanto una estrategia de marketing (se puede mercadear en diversos colores) como una sustancia psicoactiva, vendida como “cocaína rosa” entre las élites. Al parecer, la siguiente escala de esta droga es Europa.

Ya existe una conexión orgánica: el crimen organizado europeo, desde la ‘Ndrangheta en Uruguay hasta la mafia albanesa en Ecuador, ya puso sus pies en América.

El meteórico ascenso del “tusi” se ha dado de manera paralela a la creciente popularidad de otras drogas sintéticas en la región, como la ketamina en Chile, y la metanfetamina y el fentanilo en México.

Podría decirse que el cambio es más evidente en México, donde las áreas de producción, como el estado de Sinaloa, ya están inundadas de desechos químicos de los improvisados laboratorios de metanfetamina, usualmente en zonas semirrurales. La violencia también ha aumentado en las ciudades donde ha crecido el consumo de metanfetamina, lo que ilustra que la lucha por el control de los mercados locales puede ser más sangrienta que la lucha por el mercado internacional.

Aun así, las drogas a base de plantas también están floreciendo. La producción de cocaína volvió a niveles récord en Colombia y Perú, y las organizaciones criminales continúan expandiendo sus exportaciones a nuevos mercados, como los asiáticos. Las áreas de producción también continúan expandiéndose más allá de los Andes. Los responsables de diseñar políticas parecen estar quedándose sin ideas: Perú y Colombia están ensayando diversas formas de legalización, y Colombia está retrocediendo en la fumigación de la coca.

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