México, Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto y el próximo presidente de la república le deben mucho a AMLO. Y creo que ha llegado el momento de reconocerlo, aunque a pesar de ello se tenga que destruir su imagen mítica para llevarlo a su verdadero lugar en la historia.
Felipe de Jesús le debe la tranquilidad del inicio de su sexenio. El manejo que hizo AMLO de los inconformes del triunfo de Calderón es digno de un libro de texto de política. Llevar a todos aquéllos dispuestos a iniciar una rebelión armada, al centro del poder político de AMLO, tomar Reforma y con ello cansar a los inconformes durmiendo en el piso, y aventando jitomates contra la foto de los supuestos vende patrias tanto políticos como de medios de comunicación fue una jugada maestra. Al cabo de tres o cuatro meses, todos los revoltosos estaban cansados, manipulados y dispuestos a regresar a sus casas, tranquilos, con la satisfacción de que su protesta tuvo los resultados esperados (Nada), pero hartos de las incomodidades se rindieron.
Mientras tanto, los que conocimos el desarrollo de la elección del 2006, sabíamos aún antes de la elección que faltarían representantes de la coalición por el bien de todos, en el 22% de las casillas, lo cual haría muy fácil cualquier fraude electoral e imposible la demostración del supuesto triunfo de AMLO. En este distrito como en todos, la cifra mágica del 22% fue casi una constante. Solo una tribu perredista podía designar representantes de casilla, pero ellos dejaron libres ese porcentaje.
Adicionalmente, AMLO permitió que los infiltrados del CISEN, supieran quienes eran los revoltosos en el campamento de paseo de la reforma, y los pudieran fichar. ¡A todos juntos! Evitando esfuerzos innecesarios. Y con el pilón, de que AMLO perdió muchos simpatizantes entre los defeños, ante el atentado a sus vías de comunicación.
En 2012, Peña también le debe mucho a AMLO, pues al ser el candidato del PRI el puntero, y AMLO el segundo, los panistas se volcaron a apoyar a Peña, ante el riesgo que representaba un posible triunfo de López Obrador. Así, desde Calderón para abajo, le negaron el apoyo a Josefina, su candidata, y se sumaron a una voz (como la de Fox) para hacer presidente a Peña. El amor llegó a tal grado, que hoy todavía rinde frutos, en la asociación entre PAN y PRI para llevar a cabo la mayoría de las reformas estructurales, e incluso, el nacimiento de Morena, hizo que el propio PRD también se sumara a apoyar a Peña, en las reformas que a ellos les tocaba aprobar, pues se alternaron con el PAN como partido comparsa del gobierno federal.
La situación económica del país es tan complicada, que aún con las reformas a comunicaciones, fiscales y energética, no lograremos un crecimiento aceptable. Esto provocará que en el 2018, ante la elección presidencial, la ciudadanía pueda darle la oportunidad a la izquierda. El razonamiento sería que ni el PRI (reloaded), ni el PAN con su doble sexenio trágico, pudieron mejorar la vida de los mexicanos. Es momento de darle la oportunidad a la izquierda, seguramente el PRD, con Miguel Mancera de abanderado. Ante esta opción, surge Movimiento Ciudadano, apoyando a Marcelo Ebrard, y cuidando su registro ante el INE, lo cual ya de por sí, le quita algunos votos al PRD, pero además, la presencia de MORENA, es lo que a fin de cuentas define la derrota de la izquierda en México, pues divide los votos entre los dos partidos grandes de izquierda PRD y Morena, mientras que a MC le quedan algunas migajas de votos.
De esta manera, el último gran servicio a la nación en su calidad de esquirol, y manipulador de masas, lo hace en el 2018, al hacer perder a la izquierda la elección presidencial. A cambio, le hereda a su hijo una forma de vida muy tranquila y rentable, pues el uso y abuso de las prerrogativas a Morena, le tienen asegurado el futuro a hijos y nietos de AMLO.
Lamentablemente los que creemos que en México una izquierda fuerte y honesta es necesaria, perdemos mucho, ante la permanente presencia de un esquirol como AMLO, quien finge actuar en beneficio de las mayorías, cuando en realidad solo trabaja en beneficio de esa oligarquía a la cual ha ayudado a desenmascarar, pero que en realidad es su ama y señora. Y los resultados están a la vista:
Control absoluto de las masas indignadas por el supuesto robo de la elección de Calderón. Evita una revuelta armada, y además identifica a los revoltosos. En el 2012 lo mismo pero más suave, y para el 2018, evita el triunfo de un candidato de la izquierda. Enorme favor para los dueños de México. Duermen tranquilos, sus inversiones y sus utilidades están seguras.
Como paradoja, recuerdo a aquél AMLO que tomó pozos petroleros en Tabasco, algunos hasta los incendió, afectando el patrimonio de los mexicanos. Ese mismo que defiende los privilegios de los sindicatos de Pemex y CFE, al luchar en contra de la reforma energética, y también es el que protesta en contra de los aumentos de precio de electricidad y gasolinas… Esto último me parece paradójico, pues a las ¨empresas de los mexicanos¨ les convienen precios más altos. En fin, la contradicción andante. Pero como nadie se atreve a analizar sus actos, o a cuestionar al nuevo mesías tropical, todo sigue caminando para bien de AMLO y de sus amos, y del gran engaño al pueblo de México.
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