A unos pasos de la costa y de unas casas semihundidas, habitantes de la comunidad pesquera El Bosque, en Tabasco, claman por ser reubicados inmediatamente. Desde hace cuatro años, el acelerado aumento del nivel del mar ha ido desapareciendo 30 casas, dos calles y afectado a la pesca de jaiba por lo que 50 familias han migrado. Los que quedan temen que en unos meses, por algún norte o huracán, las olas terminen de sepultar el resto, incluyendo la escuela.
“Somos uno de los primeros pueblos en México en perderlo todo ante el cambio climático. Somos los primeros, pero no seremos los últimos”, leyó un grupo de mujeres durante una rueda de prensa celebrada esta semana, justo cuando en Egipto arrancó la Cumbre Climática 27 que busca que el Norte Global, responsable de la mayoría de las emisiones causantes de la crisis climática, compense con un fondo millonario a los países en desarrollo afectados.
Los habitantes del poblado tabasqueño, compuesto en un inicio por unas 90 familias y rodeado por el río Grijalva, recuerdan que hace dos décadas tenían que caminar 20 minutos para llegar a la costa, pero actualmente está a unos pasos.